Coctelera

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Buenos días, mi querido Magino. Como usted sabrá, le han caído los palitos encima a la Junta Central Electoral (JCE) por la lentitud en la expedición de los boletines que reflejen el real resultado de las elecciones congresuales y municipales del pasado 16. Es innegable lo de la lentitud, pero ¿es sólo la JCE culpable de esa cosuanita tan negativa? Mire, viejito verde, bueno es decir que la JCE no puede procesar datos hasta tanto recibe la debida validación de las actas por parte de la Junta Municipal de lugar.

Y justo es señalar que el trabajo que se realiza en las juntas, por mala fe o por ineptitud, es lo que se dice una buena porquería en muchos pero muchos casos…  Muchas mesas electorales, a nivel nacional, son formadas por verdaderos ñames con corbatas, incluyendo delegados de los partidos políticos. Estos últimos, por su parte, muchas veces se consideran dueños de la situación y se niegan a firmar las actas, tratando de crear tranques, sobre todo si los partidos que representan han sido objeto de fracasos, por muchos o por pocos votos. Cabe decir, de pasada, que no se ha podido desterrar, todavía, una vieja práctica impuesta por el hoy evolucionado reformismo socialcristiano: que las elecciones se ganan o pierden en la JCE, no en los centros de votaciones, no en la voluntad libérrima de electores que castigan una y otra vez a quienes castigo merecen…  Gente se cansa de decir, Maginito, que la educación en nuestro país es un verdadero desastre. Eso se prueba, sin duda alguna, con el personal que labora en mesas electorales y, sin duda alguna, en las bandas que forman los partidos políticos para exigir sus derechos, pasando por alto los derechos de los demás. Mire, viejito analfabeto, sólo hay que ver la letra que usan ciudadanos en la preparación de las actas. No es que vayamos a exigirles caligrafía Palmer o cosas por el estilo, pero, ¡por Dios!, no es justo que los jeroglíficos se conviertan en piezas de uso para la elección de nuestras autoridades. De las fallas que hay en pequeñas sumitas que se hacen fuera de máquinas automáticas, de computadoras, nada hay que decir. Todos sabemos lo que es la enseñanza de las matemáticas a nivel nacional. Eso, Magino, no es todo. Esas fallas se complican, aún más, con la complejidad del sistema electoral, con la confección de unas boletas que son la del carajo…  Aquí, es evidente, se necesita preparar un personal electoral, capacitarlo y tenerlo listo para los comicios, los generales y los parciales. Los partidos políticos, por su parte, tienen que hacer sus aportes, con la preparación de las personas que puedan ser usadas como delegados en comicios. De la misma manera, el día de las elecciones, se tiene que poner a la JCE en condiciones de pagar bien a quienes laboran a su servicio, dándole, asimismo, las facilidades que requiere el trabajo a efectuar. No quisiera, Maginito, que se mal interpretara lo que voy a decirle, pero en pleno gobierno de fuerza de Rafael L. Trujillo, cuando se iba a realizar un censo de población y familia, los empleados públicos que laboraran en el mismo tenían que acudir durante un par de semanas, a distintos cursillos dictados en centros docentes. Preparados ya, cuando ese empleado censaba en algún campo, por ejemplo, sabía que Holstein era una raza de ganado y no un tipo de cerveza. Jamás me explicaré cómo es posible que la calidad en el trabajo pueda lograrse en una dictadura mientras da tanta lucha conseguirla en la llamada democracia. ¿Será por debilidad de unos o por sinverguencerías de otros?…  Como usted verá, Maginito querido, la falta de educación nos tiene fastidiados en todos los órdenes de la vida nacional. Y es claro que los problemas son tan profundos que no se resolverán a corto plazo. Es cuestión de largos pero muy largos plazos. ¿Cuándo comenzamos a trabajar?

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