Coctelera

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Toreando la artritis a lo Armillita, durante el fin de año, es alrededor de las nueve de la noche del 31 cuando me entero de una noticia que me ha conmovido profundamente: el fallecimiento de mi inolvidable amigo Mario Emilio Sánchez Córdova, un dominicano que debe constituir motivo de ejemplo para las jóvenes generaciones. Mario Emilio y sus hermanos no vacilaron en ponerse a la disposición de la causa de las libertades públicas desde que alcanzaron la época de la adolescencia. Cuando llegó el final del gobierno dictatorial de Rafael L. Trujillo, los hermanos Sánchez Córdova habían pasado y soportado toda clase de penurias, pero su acendrado espíritu dominicanista se mantenía por todo lo alto… Con Mario mantuve una gran amistad. Le daba muchas latas cuando le decía –y él reía– que era lo único que nos quedaba del dictador José Stalin. Mario tenía una clara formación marxista. Era un amante de la libertad y no compartía métodos que muchos de sus compañeros le alababan a la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Mario fue miembro y dirigente de los partidos Socialista Popular (PSP) y Comunista Dominicano (PCD)… Cuando Trujillo cayó abatido por los tiros en la noche del 30 de mayo de 1961, Mario se encontraba preso, en La Victoria, y había que escuchar la forma en que narraba las reacciones producidas allí al enterarse de la muerte del hombre-fuerte. Mario tuvo la dicha de poder escapar con vida a las torturas y a los vejámenes y salió a las calles a seguir la lucha por la libertad. Nunca cedió en sus sueños y volvió a sufrir persecuciones y decepciones. Recuerdo que, en una ocasión, le dije que por cuales motivos no reclamaba una pensión gubernamental que bien merecía, dado su estado económico y de salud. Encolerizado me dijo: «A la patria se le sirve sin pasarle factura». Era, junto a sus hermanos, de una estirpe que se agota, de hombres como Tulio Hostilio Arvelo Delgado, Pedro Mir, José Espaillat, Carlos Curiel, Amiro Cordero Saleta. Jamás olvidaré a Mario Emilio Sánchez Córdova. No olvidaré sus sabias enseñanzas. Paz a los restos de este gran dominicano fallecido… ¡De nuevo, Maginito, felicidades para usted y los suyos! ¡Y ahora, esos deseos extensivos al Fondo Monetario Internacional (FMI), docto y bondadoso organismo al cual todo se le pega, ¡hasta el chiclet que mastica el guanajo! El año comenzó con excelentes augurios para los afortunados contribuyentes quisqueyanos: una pequeña alza en el precio de los combustibles y una ñoña elevación en la tarifa que se pagará por la recepción del servicio energético, incluyendo los frecuentes apagones que todo lo ablandan, hasta la conciencia. Desde el gobierno se da cuenta de que había necesidad de complacer el FMI fijando la tarifa de energía de acuerdo al precio de los combustibles y de la tasa del dólar, precios fijados por el mercado, a lo mejor incluyendo el super asqueroso de Villa Consuelo… Es decir, mi querido viejo, los precios que se cobrarán por el suministro de energía eléctrica tendrán que flotar en los mercados locales. Y eso de la flotación nos trae recuerdos del llamando neorrealismo italiano de la posguerra, con realizaciones maravillosas como «Roma, Ciudad Abierta», «El Jorobado de Roma», «Ladrón de Bicicletas», «Dos Mujeres», «Arroz Amargo», «La Dulce Vida» y la época nos retrotrae a los días de Federico Fellini, Carlo Ponti, Vittorio de Sicca y Dino de Laurentis. ¿Recuerda usted una cinta intitulada «Algo Flota sobre el Agua»? ¿Pues bien, Maginito, con esa vaina de la flotación que nos «impone» el FMI por lo blandengue que somos, algo flotará, no ya en el neorrealismo, sino en el neoliberalismo, y ese algo será el pueblo dominicano y como flota será lo mismo en que usted piensa. Total, en matemáticas se dice que toda cantidad puede reemplazarse por su igual. Otra vaina que no entiendo, viejo caro, es eso de que en noviembre pasado el precio promedio del dólar fue de 38.42 hediondos por uno para la adquisición del gasoil número 6. ¿Cómo? ¿Y cuándo anunció este gobierno, antes, en algún momento de diciembre que en noviembre hubo un promedio de 38.42 por dólar para algo? ¿A quién le creo, veterano hablador?…

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