Coctelera

Coctelera

Saludos a mi viejo  y querido Magino. Permítame que le exprese, de la manera más respetuosa, muy felices pascuas y un próspero 2008. Cumplido ese protocolo que tanto gusta a Radhamés Virgilio, lo mejor que podemos hacer es charlatanear un tantito.

Por ejemplo, amigo mío, hablar de los cocodrilos que tanta gente ha visto en los ríos Ozama e Isabela. Lo primero que se deber decir es que los cocodrilos esos no son más que unos buenos puercos, pues con la contaminación que impera en los terribles ríos mencionados, hasta Tarzán se puede joder. Ahora hay que hablar en serio ante la presencia de los saurios. Se afirma que técnicos del Parque Zoológico Nacional vieron cuatro de los cocodrilos en Sans Soucí y La Barquita. Y el director del Zoológico, David Arias, garantiza que los dichosos cocodrilos no salieron de la institución puesta a su cargo. Se ha especulado que alguien podría dedicarse a la cría de los reptiles y que varios de ellos escaparon al paso de las tormentas amigas Noel y Olga. Mire, Magino, las autoridades deben tomar este tema de los cocodrilos muy en serio y no desplegar su fuerza tras una tragedia. Este no es el caso del león dejado en el país por el Circo Americano tras su quiebra. Ese pobre león fue llevado al Parque Zoológico que entonces quedaba en la avenida Bolívar. Creo que el administrador del parque era el señor Tavito Jiménez. Ocurre que el Zoológico estaba más quebrado que el Circo y el amigo león era alimentado ¡con un racimo de guineos! que se tiraba cada día en la jaula del único felino vegetariano del que se tenía conocimiento… Magino querido,  ayer vi un reportaje de CNN, que mostraba los estragos que el cáncer causa en Haití. Largas hileras de haitianos que han contraído cáncer esperaban turno para recibir una rudimentaria atención que le brindan médicos abnegados ante el dolor de sus hermanos. Magino, ver ese reportaje causa pena e irritación al mismo tiempo. Pena porque es doloroso ver que el hermano país carezca de equipos para luchar contra la terrible enfermedad. Irritación al recordar los centenares de millones de dólares que se han invertido so pretexto de llevar la «democracia» al vecino país. En vez de esa democracia, lo que se ha conseguido es la ocupación militar del más pobre país del continente, país al cual se le niega el derecho a escoger su propio destino. Creo, Magino, que con el dinero que ha gastado el imperio para sojuzgar a Haití, se hubieran resuelto los problemas de la salud en la República que, con nosotros, comparte el dominio de la isla… Don Magino,  permítame que le hable del reconocimiento hecho por Corazones Unidos a dos eminentes cirujanos dominicanos. Sendas salas de cirugía de Corazones Unidos llevarán los nombres de Ludovino Sánchez y Angel S. Chan Aquino. El doctor Sánchez es considerado uno de los más prestigiosos cirujanos del país. La sala de cirugía general es la que se honra con el nombre de Ludovino Sánchez. Chan Aquino es un caso muy especial. La cardiología dominicana mucho le debe a este espigado «médico chino» que tan pronto entra a un quirófano para trabajar en una cirugía de corazón abierto como agarra una guitarra e interpreta un bolero de su autoría con su bella voz de «crooner». Muy pocos recuerdan que Chan Aquino, hace años, pero muchos años, se dedicaba a la ginecología y obstetricia. Asociado con el doctor Maggiolo, operaban una clínica frente al Cuerpo de Bomberos de esta ciudad. Pero la verdadera vocación de Chan Aquino era la cardiología y por eso se va a Canadá donde hizo los estudios de lugar. Aquí estableció una clínica en la Teniente Amado García Guerrero. Un detalle curioso es que Corazones Unidos, que honra a Chan Aquino, adquirió de manos del «médico chino» el que sería su primer local en la Fantino Falco de esta ciudad. Hoy, Corazones Unidos bautiza con el nombre de Chan Aquino su sala de cirugía cardíaca. Abrazos para los dos estimados amigos Ludovino Sánchez y Angel S. Chan Aquino… Que no me vengan  con el cuento de que las ventas estuvieron bajas. La foto de portada de HOY, edición dominical, constituye una prueba elocuente del movimiento comercial en estas festividades navideñas. En las plazas situadas al oeste de la capital, el movimiento era permanente. El viejo y querido Conde Peatonal no se puede quejar. No hay dudas querido Maginito, el amigo Juan Hernández, director de Impuestos Internos, está que se le sale la sonrisita, pues está convencido de que no le vendrán con el cuento de que María estaba lavando cuando se le acabó el jabón.   

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