Coctelera

Coctelera

Muy buenas, Maginito. Tengo para decirle que escribir acerca de Pepín no es fácil. Precisamente por lo fácil que es. Se puede interpretar que los juicios que se externen son movidos por el afecto. Por eso se pueden estimar como exagerados. El Coctelero prefiere decir que sus criterios solo persiguen hacer justicia.

Pero entonces se podrá alegar que el tribunal también está en sus manos. Lo que sí es seguro es que no hay interés alguno en halagar, pues ese no es mi estilo y eso lo conocen bien quienes me tratan y quienes no lo hacen. Vamos, pues, arribita…  Pepín, por lo que me entero, dictó una charla en la Fundación Global, charla que hará época, pues allí externó conceptos que no deben caer en saco roto, ni para quienes tienen fortuna ni para quienes la buscan. Al Coctelero lo que más le impresiona de este hombre que maneja un complejo industrial que podemos llamar hasta transnacional, es su amor por la familia. Y así tiene que ser. Él es ejemplo viviente de la educación familiar que tanto falta nos hace. Hijo único, sus padres, don Manuel y doña Sara, podían darle cuanto quisieran pues se puede afirmar que para la sociedad de entonces ya eran ricos. No criaron, querido Maginito, un amemao, un ñoño. Por el contrario, le dieron una educación doméstica de primera división y le inculcaron el amor al trabajo, al trabajo permanente. Ese ejemplo pasó de Pepín, ya convertido en padre y junto a su esposa Ana María, a sus cuatro hijos. Y ya se observa, también, en una tercera generación…..  Pepín no es Midas. Cuanto toca no se convierte en oro. Aunque tampoco es fácil que fracase en lo que emprende. Pepín es un mortal, pero un mortal que trabaja de sol a sol y exige trabajo a cuantos están a su lado. A veces, pensamos, hasta en forma exagerada. No piensa con cabeza ajena y pocas veces he visto una persona más fría y calculadora a la hora de la toma de decisiones, de sacar ventajas. Mire, Magino, piense lo que usted quiera, pero Pepín habla solo verdad cuando expresa que ni él ni su familia han pensado, en momento alguno, abandonar el país que han hecho suyo. Por el contrario, quien vio a Pepín en acción en 1965, en plena guerra civil, concibiendo negocios y adquiriendo tierras, tenía que llegar a la conclusión de que estaba frente a un loco o frente a un hombre que confiaba en el futuro. ¿Usted que cree?…  Hay ocasiones en que quienes trabajamos en empresas suyas no le entendemos bien, sobre todo en momentos de dificultades económicas. Nos sorprende que sea reacio a cierto tipo de inversiones, disponiendo de capital más que suficiente, en un momento que consideramos oportuno, pero al final se sale con la suya cuando alega que solo se le ponen difícil algunos negocios en los cuales otros quiebran. Y es que no se deja guiar, jamás, por las emociones, por más “emocionado” que aparente estar. Su forma de actuar, su defensa del más mínimo centavo que ingresa y el máximo cuidado con el que sale, han sido puntos “doctrinarios” de su proceder. Y es innegable que hoy posee una de las mayores fortunas del país. Pese a contar con 72 años, no se le aprieta el pecho para emprender nuevas actividades económicas y patrocinar las culturales…   Cree tanto en el futuro del país que mantiene las inversiones en momentos de crisis. Él  siempre alega, con razón, no temer a las inversiones locales. Jamás niega que dispone de recursos fuera del país, pero advierte, con valor, que si ha enviado esos recursos fuera, no los ha enviado todos, sino que la mayor parte los ha dejado en la tierra que los ha generado. ¿Cuántos podrán decir lo mismo?…  Cuando le damos lata, le identificamos como un “Llanero Solitario”, es decir, que no es hombre de grupos. No adversa los grupos pero sí piensa con su propia cabeza. Solo que tiene enemigos, pero jamás es provocador. Es un hombre que, humano al fin, comete errores. Y es demasiado rígido a la hora de exigir a los demás. Surgió en un medio paternalista y sabemos cuanto eso significa en todos los órdenes de la vida nacional. Pero no se le puede considerar un hombre deshumanizado o cosa que se le parezca, sino todo lo contrario. Eso sí, es despierto a tiempo completo, con un gran sentido del humor. Le recomiendo que cuando se dedique a hacer chistes, reserve el derecho de autor, pues si se descuida mucho, la editora de Herrera se atreve a poner a circular una obra con esas demostraciones de humorismo…   Finalmente, Magino, quienes funcionamos en sus medios de comunicación, hemos tenido suerte, pues si bien este país cuanto disfruta es de una total libertad de empresa, en ese ambiente la libertad de prensa llega hasta donde puede llegar en sociedades como la nuestra y Pepín, como censor, es un pésimo funcionario. Ah, y jamás nos usa — ni nos dejaríamos usar — para defender sus intereses personales o fustigar los de quienes podrían considerarse sus adversarios.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas