Coctelera

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Leo en “Diario Libre” una información en la cual se describen supuestas “indelicadezas” en el manejo del dinero para pagar a los pensionados de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Y no se por cuáles motivos, mi caro Magino, me viene a la mente un relato que me hizo una noche el querido amigo general Máximo R. Bonetti Burgos (Mozo), fallecido hace muchos años.

Mozo me contó que, en una oportunidad, el dictador Rafael L. Trujillo le llamó a su despacho y le comunicó que lo iba a designar director general de Aduanas y Puertos. El militar le dijo al Jefe que no conocía nada de Aduanas, pero Trujillo le replicó que iba al cargo para agarrar a unos cuantos macuteros. Entonces le manifestó que había visto con extrañeza que las últimas nóminas de pagos de las Aduanas cuadraban “a planazo”, es decir si se entregaban 50,000 pesos, 50,000 pesos se pagaban. El sagaz dictador manifestó que eso no podía ser así, pues en Aduanas algún empleado tenía que morir o enfermarse y no cubrir su jornada laboral y otros a lo mejor fueron despedidos después que la nómina fuera enviada a la Tesorería. Mozo fue designado en el cargo y poco días después ya tenía en chirola a quienes manipulaban las nóminas y lograban beneficios muy personales… Ahora se lee, según el artículo de “Diario Libre”, que al presidente Leonel Fernández le enviaron un informe en el cual se da cuenta de “indelicadezas” que pueden llegar a los noventa millones de pesos en el pago a los pensionados militares y policiales. Todo se ha descubierto, según el informe, al poner el gobierno en vigencia una disposición altamente progresista: pagar por el sistema electrónico, eliminando los tradicionales cheques. Se afirma que ahora, en los pagos electrónicos, se emite una tarjeta a favor de cada pensionado. Antes, la Tesorería entregaba un solo cheque a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional, con el monto total a pagar y los organismos castrenses, entonces, emitían cheques individuales. Es más, se asegura que entidades militares hicieron resistencia a los pagos por el método electrónico. Sin duda que, al comenzar el nuevo sistema, hubo un retraso para los pagos y eso motivó, Maginito querido, que gente como los pensionados militares y policiales, que alegaron haber defendido siempre el orden público, alteraran el mismo hasta con quema de gomas. Por eso no han faltado los cargos de que esos desórdenes fueron “inducidos”. Y para terminar, no hay duda alguna de que el gobierno, al modernizar el sistema de pagos, le ha dado tremendo tablazo por la cabezota a los canjeadores de cheques, que han visto reducirse, considerablemente, su volumen de negocios. “Diario Libre” señala que en el informe, al cual tuvo acceso, se explica que entre los “descubrimientos” de las “indelicadezas” están aquellas de que en nóminas figuraban personas que no existían. ¿Será que, por analogía, recordé el relato que me hizo Mozo Bonetti?….  Magino, ahora los productores agropecuarios de la Línea Noroeste, especialmente los arroceros, pegan el grito en el cielo: los indocumentados haitianos reclaman un pago de 200 pesos por jornada de cuatro horas al día y de 400 si laboran ocho horitas. Representantes de ONG y abogados locales, según expresan, asesoran a los haitianos. Bueno, ¿y qué querían los productores? ¿Qué los haitianos permanecieran, todo el tiempo, tranquilitos y sin ideas? ¿Acaso no son los productores responsables de la contratación de haitianos indocumentados? Desde luego, ellos alegan que los dominicanos no quieren trabajar en el campo y prefieren el moto-concho y el chiripeo en las ciudades. Los productores se quejan de que los haitianos indocumentados los llevan a la justicia cuando no están de acuerdo con la suma que les entregan por concepto de prestaciones laborales. Entendido. Que reclamen lo que consideran sus derechos y que no se dejen engañar. Pero cualquiera se pregunta cómo es posible que después del juicio, si son indocumentados los reclamantes, las autoridades no dispongan la repatriación. Mire, Magino, uno no se puede alegrar de lo que ocurre en el campo. Pero responsables son también, muchos productores, pues se cansaron de darle jíbriga a los dominicanos hasta que éstos decidieron huir hacia las ciudades -ayudados también por cierta vagancia ancestral que tiene su origen en el invento de la hamaca por los taínos-. Productores se prestaron a usar a los haitianos indocumentados, que aceptaban cualquier salario, un pedazo de pan y hasta un potrero para dormir. Lo que les interesaba era estar en el país. ¿Se olvida usted, viejo vagabundo, las veces que productores de café fustigaban a las autoridades por la deportación de los haitianos y decían que sus cosechas se perderían por falta de brazos? Hoy tienen más brazos de indocumentados que el carajo, pero éstos ya están conscientes de su fuerza. ¡Cojan ahí!

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