Coctelera

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Dígame una cosa, caro Magino, ¿qué habrá de cierto en el rumor puesto a circular por Radio Bemba, de que bancos comerciales han vendido sus certificados expedidos por el Banco Central, que amparan muchos pero muchos millones de pesuanitos?… El mayor general retirado José Miguel Soto Jiménez es opuesto a que se conceda el derecho a voto a los militares. Bueno, Magino, Soto Jiménez es guardia y por algo rechaza el voto de sus antiguos compañeros de armas.

El que fuera secretario de las Fuerzas Armadas en la administración perredeísta de Hipólito Mejía también rechaza que un jefe de Estado reingrese a los institutos castrenses a los ex militares que han intervenido en política. Y eso es muy pero muy correcto. Pero, ¿le hacen caso a esas advertencias? Respóndame, viejo pendejón, que gente no come gente… Creo, don Magino, en el presidente de la Junta Central Electoral (JCE), doctor Julio César Castaños Guzmán. Y creo en él por su formación hogareña y profesional. Y creo en él porque jamás defraudará la memoria de su progenitor, el doctor Julio César Castaños Espaillat, lamentablemente fallecido, y quien supo cargar pesado en épocas muy difíciles y en distintas y altas posiciones públicas. Por eso, mi viejo Magino, estoy completamente seguro que Castaños Guzmán jamás se apandillará para hacerle la vida imposible, y hacerla saltar de su posición, a la jueza Aura Celeste Fernández, quien tuvo el valor de rechazar los “incentivos” que se conceden a los miembros del tribunal electoral y que ella considera violatorios a la ley, tildándolos de “un fraude. Es evidente que ese pronunciamiento de doña Aura Celeste ha revolteado el avispero. Y bobos son quienes no crean que en parte de la JCE se busca hacerle un traje a la medida a doña Aura Celeste como si ésta hubiera cometido un imperdonable pecado capital. El doctor Castaños Guzmán rechaza lo de fraude en cuanto al aspecto jurídico se refiere y en cuanto al administrativo expresó que pedirá la opinión de la Cámara de Cuentas y recordó que los incentivos existen desde 1998… Esa declaración provocó una inmediata reacción de parte del doctor Juan Sully Bonnelly, quien dirigió en forma ejemplar la JCE y se marchó de allí precisamente en 1998. Pero Bonnelly aclaró que los jueces de la corte que presidió nunca percibieron incentivos ni cosa parecida y que cuanto hicieron, en cambio, fue establecer esos incentivos para favorecer a los empleados subalternos que laboraban horas extras y en días feriados. Y reiteró, en forma enfática, que ni él ni sus compañeros dirigentes en la JCE recibieron incentivos, en ocasión alguna, y que el único ingreso percibido consistía en el salario estipulado. Bonnelly, quien fue reemplazado por el doctor Manuel Ramón Morel Cerda, explicó que unos “incentivos” asignados nunca fueron tocados, porque la Controlaría General de la República notificó que la medida que los consagraba había sido revocada…q A doña Aura Celeste le echan en cara, ahora, que desempeña varios cargos en adición a sus funciones en la Junta. Pero ella, con la claridad con que ha rodeado sus actuaciones públicas, expresa que esos cargos son honoríficos y que prepara su renuncia a los mismos. Por cierto no veo razón alguna para que tenga que separarse de la comisión que estudia las reformas constitucionales… Desde que doña Aura Celeste hizo su valiente pronunciamiento, caro Magino, había que esperar reacciones en contra, pues tocaba puntos muy sensibles. La JCE, viejo vagabundón, ha pegado el grito en el cielo por las rebajas que a su proyecto de presupuesto hizo el Poder Ejecutivo. Ha tenido que suspender y cancelar empleados y eliminar gastos variados. Hasta donde se tiene entendido, los jueces de la corte electoral están bien pagados, eso si se toma en cuenta la escala salarial que existe en el país. La JCE es un organismo de capital importancia que tiene que predicar con el ejemplo…. ¿Y qué mejor ejemplo que seguir los pasos dados por la jueza Fernández, la de renunciar los “incentivos”? Los jueces electorales, en adición a sus salarios, disponen de vehículos, combustibles, choferes y guardaespaldas. Es por ese motivo que se piensa que los millones de pesos en incentivos dejarían más beneficios a la sociedad dominicana si se destinaran a socorrer, aunque sea mínimamente, al Instituto del Corazón, de Diabetes, de Rehabilitación, del Cáncer o de Ayuda al Sordo. Mientras tanto, Magino, protéjase a la jueza Fernández, una exquisita mujer que puede ser calificada de rebelde, pero de rebelde ante las cosas que ella considera indebidas. Doña Aura Celeste, veterano, prestigia a cualquier entidad a la que pertenezca. No es que se considere que ella es dueña de la verdad o cosa por el estilo. Pero sí debe admitirse que tiene el coraje para defender su verdad a cualquier precio.

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