El Coctelero, mi querido Magino, ha sido un defensor, de por vida, de la industria farmacéutica nacional. Y, desde años ha, denunció maniobras que nunca fueron negadas, por virtud de las cuales oficinas de abogados con la complicidad de embajadores extranjeros acreditados aquí y temerosas autoridades criollitas, lograron sus cositas con patentes vencidas para impedir que los medicamentos que amparaban sus líneas fueran producidos localmente. Pero el Coctelero le confiesa, viejo incrédulo, que se encuentra medio desorientado con el pleito que sostienen la industria farmacéutica nacional -o parte de ella- y los sostenedores del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana y Estados Unidos y Centroamérica (TLC).
La pugna que libran Infadomi y Arapf, esta última que aglutina a los representantes, agentes y productores farmacéuticos, no es una pendejadita…. Infadomi sostiene que se pone en peligro la existencia de los laboratorios criollitos, en los cuales se han invertido miles de millones de pesos, con la consiguiente generación de empleos. Pero ARAPF niega cualquier daño. Y a veces ambos lucen como que tienen la razón. Por ejemplo, el comunicado de ARAPF de hace unos días no es un maní. En uno de sus párrafos dice así: Es falso que al implementarse el TLC, ratificando el derecho de propiedad industrial, aumentarán los precios de todos los medicamentos. En el mercado farmacéutico dominicano existen más de 8,500 medicamentos, mientras los protegidos por patentes de invención son apenas unos 32. ¿Cómo podrían los precios de estos 32 productos patentizados afectar los de los restantes 8,500?…. Pero eso no es todo, viejo consumidor. Ahora viene el embajador de los Estados Unidos, Hans Hertell, y suelta un torpedo: es la industria farmacéutica que desarrolla una campaña de desinformación la que bloquea el inicio del TLC, pospuesto varias veces, lo que permite al gobierno recaudar una boronita dado que cobra los impuestos como si el citado TLC estuviera ya vigente. Desde luego, también hay que tomar en cuenta que el señor Hertell afirma que para el inicio del TLC es necesario el auxilio del Congreso, con unas legislaciones que hay que adecuar y ajustar a las obligaciones que contrajo la República Dominicana, pero esta vez hay la mejor voluntad de todo el mundo de hacer lo que haga falta para la implementación. Creo, Maginito, que el TLC beneficiará al país aunque es claro que algunos negocios saldrán perjudicados. Ahora bien, viejo charlatán, en cuanto al asunto de los medicamentos se refiere, justo es que el gobierno armonice los intereses en juego, pues no se puede permitir que se dañe una industria como la farmacéutica local, pero tampoco se puede tolerar que se recurra a maniobras dirigidas a beneficiar un sector determinado en contra del interés general…. q Invitamos a Perogrullo: …hay cosas que se ven cosas que no se ven, y a veces las que no se ven son más importantes que aquellas que se ven. El expresidente Juan Bosch invocaba esas expresiones a cada ratito. Y hoy hay que pedirlas prestadas para aplicarlas a la Suprema Corte de Justicia. Se ven advertencias del presidente Jorge Subero a jueces no identificados, advirtiéndoles que la ley prohíbe consultas particulares y otras cosuanitas. Lo que no se ve son los jueces advertidos ni la gente a la cual se ofrecen consultas, aunque el solo hecho de que Subero diga que sancionaría a quienes acepten presiones hasta de poderes fuera del Judicial pone a muchos a pensar y a concluir que hay perro hueveros por aquí, que desde hace años necesitan que les quemen el hocico. Otros ven que el alto magistrado mueve la máquina ante la posibilidad de cambios en el alto tribunal. Pero cuando menos se pensaba, el vicepresidente de la Suprema, Papi Luciano, suelta una andanada contra el Código Procesal Penal y dice, entre otras perlas, la vainita esa de que acusados por el viejo, serían Juzgados por el nuevecito cuando preferirían, -con derecho según él- a su viejito. ¿Qué se ve ahí? No se oculta, ¿Qué no se ve? ¡Vaya usted a saber! Lo que sí es un hecho cierto es que las relaciones entre Subero y Luciano, desde siempre, han sido de tolerancia y respeto mutuo, pero nananina de cordialidad. ¿Y qué se ve de los restantes jueces? Unos se van del lado de Subero. Otros del lado de Luciano. Lo lindo del caso es que hay quienes afirman que todo este pasa cuando hay rumores de convocatorias próximas del Consejo de la Magistratura, que preside el jefe del Estado, para tratar de realizar cambios en una corte donde hay magistrados que ya pasaron la edad de jubilación y otros enfermos. Pero otros lo que ven es que este lío de la Suprema estalla, públicamente, cuando en el país hay pendiente unos juicios de rompe y raja, algunos ya tratados de iniciar, otros que se espera que comiencen pronto.