Mi querido Magino, sean mis primeras palabras para congratular al doctor Euclides Gutiérrez Félix por su brillante trabajo publicado el lunes último en El Nacional, trabajo que describe la espectacular trayectoria del recientemente fallecido compositor Bienvenido Brens, grande entre los grandes. No voy a darle detalles sobre el citado trabajo. Por favor, léalo, que ese debería ser un texto en todas las escuelas de música del país….

Los abusos cometidos el lunes en el transporte de pasajeros, abusos dirigidos por los empresarios-sindicalistas que manejan ese negocio, han movido a toda clase de comentarios. Y todos esos comentarios coinciden en un punto: la falta de autoridad del gobierno para enfrentar la situación. Mire, Magino, para comenzar, hay que decir que los llamados partidos mayoritarios, PRD, PLD y PRSC, son los grandes culpables en la creación de este monstruo del transporte urbano e inter-urbano en manos privadas. Cada uno de esos partidos, al gobernar, puso en práctica la demagogia o el miedo y cada uno tiene su gran cuota de culpa en suministrar vehículos a los empresarios sindicalistas. Inclusive hasta el gobierno de facto del Triunvirato hizo sus cositas con el suministro de carros a los choferes…. El hecho de colocar el transporte en manos de empresarios-sindicalistas, al mismo tiempo, convirtió en especies de “brazos políticos” los llamados “sindicatos” y solo hay que ver las exigencias que, en distintas épocas, se han formulado a los gobiernos para entender esa parte tan delicada y tan bien encubierta para fastidiar la administración de turno…. Ahora mismo, Maginito, se vive una situación de tensión en el transporte. Y el espectáculo ofrecido el lunes a la ciudadanía puede que pase de castaño a oscuro. A mucha gente le llamó la atención la pasividad oficial ante la agresividad de los ‘rectores’ de choferes que buscaban el ‘éxito’ del paro a cualquier precio ¿Por qué la pasividad de la autoridad policial o ametiana? Mire, Magino, escuché al colega César Medina, en “El Poder de la Tarde”, expresar una opinión que entiendo muy acertada. La autoridad saca el cuerpo a enfrentar a los creadores de desórdenes, quizás hasta por razones de sobrevivencia. Si hace frente, con decisión y coraje, a quienes alteran el orden, corre el peligro de ser sancionada por supuestos excesos y en el menor de los casos, un arresto le espera…. Se puede decir, caro Magino, que en los últimos años se llevó a cabo una inteligente campaña de ablandamiento para minar el principio de autoridad. Distintas “organizaciones”, con el supuesto pretexto de luchar a favor de los derechos humanos, han neutralizado la fuerza pública, que trata de evitar que la acusen de represiva, de brutalidad. Y a eso se añade el hecho de la gran cantidad de delincuentes uniformados que socavan los cimientos de la institución a la que pertenecen, minando su credibilidad…. Debe agregarse, viejo verde, que la cúpula de la autoridad, en cada período de gobierno, para granjearse las supuestas “simpatías populares”, ha embestido a sus propios agentes y cuanto ha logrado es que éstos, para evitarse dificultades, vuelvan la vista hacia otro lado cuando tienen que actuar con energía para mantener el orden público, para lo que le paga la sociedad. Y se ha llegado al extremo de que cuando un agente tiene que reprimir a quien sorprende con las manos en la masa, el agente represor tiene que ser investigado y el delincuente es calificado de “supuesto”…. El caso del transporte no es una excepción. Y por ese motivo, cuando gente armada se involucra en el desorden público, la ciudadanía queda indefensa pues el agente represor cuida su propia posición, no la que está obligado a defender. Hoy se le tiene terror a cuanto puedan decir organizaciones internacionales que afirman defender los derechos humanos. Esas organizaciones tienen sus representantes locales que solo responden de un lado, aunque es claro que los abusos de la autoridad, cuando ocurren, tienen que ser denunciados y castigados…q La propia Policía y las Fuerzas Armadas parecen temer que esas organizaciones califiquen sus actuaciones. Como también temen a los informes anuales del Departamento de Estado norteamericano al Senado de su país. Nuestras autoridades quieren ser más democráticas de la cuentas y pasan por alto que democracia jamás se conseguirá donde se irrespete la ley, como ocurre ahora mismo en toda la República Dominicana. A veces, mi querido Magino, esta parece una sociedad en disolución por falta del respeto a la ley, por falta de sanciones para quienes consideran que pueden hacer y deshacer a su antojo. Sería bueno, buenito, preguntarle a los venezolanos de dónde surgió Hugo Chávez Frías, a quien todavía sus adversarios llaman “coronel golpista”. Salió de las entrañas del pueblo venezolano, cansado de las barbaridades de los adecos, de los copeyanos y de los miembros de partidos “tradicionales”, a los cuales, con muy sobrada razón, hubo que mandar al carajo. Dios nos libre de caer en garras autoritarias y abusivas, pero no pase por alto un hecho que hay que evitar a cualquier precio: Rafael L. Trujillo Molina no vino de Marte. Vino de San Cristóbal.