Coctelera

<p>Coctelera</p>

¿Cómo está, mi querido Magino? Supongo que contentísimo, como todos nosotros, por el éxito obtenido en la intervención quirúrgica practicada a Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez. Gracias a Dios, nuestro purpurado se recupera de manera satisfactoria.

Mire, viejito charlatán, el cardenal López Rodríguez, después de ser diagnosticado con obstrucciones arteriales, bien pudo montarse en un avión y trasladarse a los Estados Unidos para ser sometido a la necesaria operación en que se le colocaron varios by-pass. O pudo marcharse a Roma, donde existen centros cardiovasculares de primera clase. Pero el valioso hombre público que es el Cardenal, se decidió a consumir lo que su país produce, a dar una prueba inequívoca de que cree en su gente, poniendo en manos de esa gente su más valiosa pertenencia, su vida…   El Cardenal ha estado consciente, en todo momento, de la alta calidad imperante en los servicios profesionales que se prestan en el Centro de Diagnóstico,  Medicina Avanzada, Conferencias Médicas y Telemedicina (CEDIMAT), que opera en la Plaza de la Salud, cuyo patronato preside el propio religioso. CEDIMAT, Magino querido, es una organización de la cual debemos sentir legítimo orgullo. El centro está dotado de los más sofisticados equipos de diagnóstico y cuenta con un personal médico y para-médico de primer orden. Cuando usted visita ese centro, tiene la impresión de que ha llegado a un hospital solo comparable con los más cotizados y exigentes de ciudades norteamericanas. Allí no hay vagancia y los médicos y enfermeras son escogidos por su capacidad profesional…   El Cardenal, sabedor de todo eso, no vaciló en ponerse en manos de su gente para someterse a la operación que fuere necesaria. Me imagino que debe haber rechazado propuestas para que se operara en el extranjero. Y el miércoles último, un equipo criollo, dirigido por el joven y prestigioso cirujano cardiovascular Freddy Madera, llevó a cabo, con marcado éxito, la delicada intervención. Mire, Maginito querido, este país ha logrado avances extraordinarios en materia de medicina. Y hoy cuenta con un gran número de profesionales jóvenes, especializados en los más cotizados centros mundiales. En la adquisición de equipos sofisticados, también se han logrado pasos muy significativos, pese a los costos de esos equipos, algunas veces prohibitivos para naciones subdesarrolladas como la nuestra. La cirugía del corazón no se ha quedado estancada. Por el contrario, se puede asegurar que desde hace poco más de diez años, esa cirugía cardiovascular logra progresos que no se soñaban hace relativamente poco tiempo…  Los verdaderos problemas se presentan por los altos costos de esa cirugía. Las clases más necesitadas confrontan dificultades para recibir operaciones cardiovasculares, debido a esos altos costos. Sin embargo, hay centros que se las arreglan con fundaciones y donativos de entidades gubernamentales que se emplean para costear intervenciones a quienes, de hecho, no pueden pagarlas. Ya el país cuenta con un equipo de médicos que se dedica a practicar cateterismos y los realizan en distintos centros bien equipados para esos fines. Delicadas operaciones al corazón son efectuadas en el país, a cargo de reputados cirujanos especialistas y las estadísticas prueban lo exitoso que es el trabajo de los nuestros…  Hace unos añitos, viejo querido, cuando a una persona se le diagnosticaba que tenía que someterse a una cirugía de by-pass, era imprescindible pensar en cruzar el charco, con todas las implicaciones que eso representaba. Hoy eso ha cambiado. El país, felizmente, cuenta con recursos humanos y científicos dirigidos a salvar vidas. Y se me ocurre, Maginito querido, remontarme a un pasado relativamente reciente en materia de cirugía cardiovascular. Hubo muchas críticas cuando en Corazones Unidos “osaron” enfrentar los males cardíacos con intervenciones quirúrgicas. Pero allí no se desmayó y ahora cosechan los frutos. Por eso, don Magino, quiero preguntarle, ¿sabe usted lo que significa “A. de C”? ¿O D. d C.? No me diga que eso quiere decir “antes de Cristo o después de Cristo. Dicho sea con todo respeto, me gustaría que usted supiera que trato de decir “antes de Cuello” y “después de Cuello”. Me refiero, sencillamente, al doctor Luis Cuello Mainardi, un capacitado médico promotor que ha hecho de Corazones Unidos un bastión en materia de atenciones a los males cardiovasculares, incluyendo la pérdida del miedo a la cirugía…   Maginito querido, que Dios, en su infinita bondad, ayude al Cardenal López Rodríguez a recuperar su salud y a colocarse de nuevo en la primera línea de batalla. El ejemplo ofrecido por el purpurado, viejo querido, sin duda alguna, ha sido un aporte para que los dominicanos sepamos que sí podemos confiar en los nuestros.

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