Coctelera

Coctelera

Muy buenas tenga usted, querido viejo. ¿Está todo bien por allá? Si me dice que sí, ni modo, déme copia de la fórmula para lograrlo, pues por aquí la vainita sí que está jodona, con banda y puya y todo. Por cierto, un chusco decía anoche que las llamadas «plantas de emergencia» dejaron de serlo hace tiempo y son plantas regulares que laboran veinte horas al día, hasta que explotan, mientras que las unidades controladas por la CDEEE y otros carajetes vecinos son las auténticas «plantas de emergencia», pues laboran un par de horas cuando las encienden.

Por eso estamos como estamos y por eso nunca protestamos, como se cantaba en los días iniciales del rock de Bill Halley y sus Cometas y el complicadísimo Elvis Presley…

Por cierto, caro viejo, el mismo chusco me dijo que los primeros libros que se colocarán en la flamante biblioteca de la UASD serán las obras completas de Bakunin, algunas de las cuales habrán leído estudiantes de los que anteayer calentaron el brazo lanzando sus peñones al paso de la caravana presidencial y anarquizando el campus. De pasada, vale decir que se considera que el edificio construído con dinero de los contribuyentes para la biblioteca uasdiana es sencillamente impresionante. Ojalá lo cuiden bien y no comiencen a rayarlo con las tantas pendejadas que se escriben en la vieja casa de estudio. La UASD bien que merece una gran biblioteca como merece congratulaciones su rector Porfirio Gacía, por su sensatez, su cordura y su moderación ante las situaciones difíciles…

Magino, aquí cada cual camina por su lado. Y como no hay controles de especie alguna, el país es una gran reservación llena de caciques, sin indios rasos. Tenemos que el pie de alambre eléctrico costaba una sumita el pasado viernes en una «farmacia-ferretería». Ayer miércoles, el mismo alambre en el mismo establecimiento comercial, había registrado un alza de unos veinte centavos por pie. El valor de la prima del dólar no había registrado variación alguna, además de que el alambre se encontraba en existencia desde hacía un par de meses. ¿Qué pasa ahí ¡Pura explotación! Y como aquí cada cual hace lo que le viene en ganas, comenzando por las autoridades, a luchar, soldados valientes, que este pueblo algún día se cansa, y entonces no se pondrá a dormir ni a vegetar…

¿Y cómo va eso de la reforma fiscal? Se tiene entendido que antes del 16 de agosto, ni modo, será difícil que la cosuanita esa se apruebe. En primer lugar, parece que los distintos sectores que consideran que serán afectados se oponen a la pendejada, y quieren que las cargas que vayan a gravar a uno se pasen a otro. Por eso era, Maginito, que el veterano doctor Balaguer daba el palo y después enviaba el mentol para los chichones. Los bancos no quieren que graven los intereses. Sugirieron y fue aprobado por el peledeísmo, que entonces se pellizque la emisión de todos los cheques, pero hasta jerarcas del venidero gobierno admiten «ambigüedad» en la redacción de la propuesta. Los industriales no quieren pagar el uno por ciento del valor de sus edificaciones. Pero no se oponen a que graven la de quienes viven sus propias casas. Los lecheros reclaman justicia, es decir, que no le den cocotazos impositivos. Viene, también, lo del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el país y Estados Unidos. Doña Sonia inclusive le suelta un misil al Central Romana, la poderosa organización que opera en la República del mismo nombre y que ve al diablo con el TLC en materia azucarera y es seguida por más canchanchanes que el carajo. En fin, Maginito, estar en el pellejo de Leonel Fernández no es nada agradable, pues el joven político tendrá que lanzar rectas y curvas con excelente control y mucha mañosería, pues se enfrentará a bateadores que le hacen un hijo de Bartolo a cualquiera…

Monseñor Arnaiz quiere que los periodistas denuncien la corrupción y a los corruptos. Tengo entendido, viejo Magino, que eso hace la prensa, en su mayoría, cuando dispone de las pruebas de lugar, sujetándose a las disposiciones establecidas por la Constitución y la ley 6132. Ahora bien, viejo timbaludo, gran servicio podía prestar la Iglesia Católica en ese sentido indicando, con pelos y señales quienes son los corruptos, pues a lo mejor no tienen que ceñirse ni por la Carta Magna ni por la ley correspondiente, sino por el Concordato suscrito en 1954 entre la Santa Sede y el gobierno dominicano.

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