Coctelera

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¡Hola, Magino! ¿Todo bien? ¿Cómo van las cosas por la Junta Central Electoral (JCE)? Parece que por allí hay un “puesto” para tostar maní, “puesto” que permite achicharrar las manos a quien las mete en disparates que nada tienen que ver con asuntos económicos y aflojan la lengua al considerarse buscadores de equilibrio o de equilibristas. Pero esos son, al parecer, gajes del oficio electoral, pues salvo honrosas ocasiones, por allí siempre sube la temperatura…  No había tenido tiempo, mi querido Magino, para conversar con usted en relación al final del denominado clásico mundial de béisbol. Japón le desbarató la santabárbara a Cuba y allí terminó todo. Los japoneses tomaron su trofeo y se fueron para su Asia lejana. Y los cubanos, orgullosos de su participación en el clásico, fueron recibidos en Cuba como había que recibirlos: ¡como héroes! Hubo problemas para que los cubanos pudieran participar en el torneo, lo que exigió una viril y vertical posición de Puerto Rico, la sede donde colocaron al grupo isleño del amigo Fidel Castro. Necedad de que al recibir dinero, los cubanos rompían el bloqueo, pero no contaron con la astucia del compañero Castro: donación del más mínimo centavo para las victimas del Katrina…  Cuba, como siempre, jugó un gran béisbol, el que ha jugado en todos los eventos internacionales en que ha participado, desde el nacimiento de los Centroamericanos, pasando por los Panamericanos y las Series Mundiales comenzadas no recuerdo si en el 40 o el 39 del pasado siglo, serie jugada entre Inglaterra y Estados Unidos y que ganó la pérfida Albión. Dominicana tuvo gran actuación en el espectáculo del 2006 cayendo en las semifinales frente a Cuba, pero los nuestros merecen palmas en vez de gritos desaforados de protestas…  Los amigos norteamericanos, mi querido Magino, hicieron su calendario para ellos servirse con la cuchara grande. Ni siquiera en las semifinales permitieron el cruce de equipos y con el establecimiento de un handicap de carreras, estuvieron a punto de clasificar perdiendo frente a México. Bueno, Maginito, se ha probado que este béisbol mundial es tremendo negocio. Por tanto, se nos ocurre una idea tonta, que bien pudieran desarrollar el comisionado Bud Selig con los tiburones que le asisten y que tienen sus contactos en todas las esferas del poder imperial…  Podría reclamarse la inmediata desocupación de la base militar establecida por Estados Unidos en Guantánamo y dedicar ese espacio —parte del mismo mejor— para campamentos y escuelas dirigidas por cubanos, dada la propiedad geográfica de la zona hoy ocupada manu militari. Esas escuelas y esos campamentos podrían recibir a los jugadores norteamericanos, desde clase A hasta grandes ligas, para enseñarles allí cómo se bate el cobre frente a los hispanoamericanos. En la escuela, asimismo, se impartiría una materia desconocida hasta ayer por los “grandotes” y que es el orgullo nacional. Puede que esa asignatura sea problemática para quienes sólo anteponen el US$ a todas sus operaciones, pero de todas maneras hay que insistir. Quizas, así, las cosas sean mejores en el 2009, y como a Cuba no le interesa el dinero, Selig tiene por donde coger y coger…  Mire viejito, eso de que en la Luna, Marte, Venus y Mercurio venden parcelas de 4,000 metros cuadrados no es una pendejadita. Y el precio de 20 euros el metro es un regalo. Los vendedores, radicados en los Estados Unidos naturalmente, entregan los títulos de propiedad de las parcelas que se adquieran, con un plano de la misma. Se tiene entendido que búlgaros ya han adquirido sus solares planetarios. No hemos podido averiguar, mi querido viejo, si algún dominicano ha comprado parcelas de esas, aún cuando no lo ponemos en duda, pues nuestros criollitos son “gente de avanzada”. Ahora bien, de lo que sí estamos completamente seguros es que si se investiga el personal que labora en la preparación de los títulos, se llegará a la fácil conclusión de que expertos dominicanos están en el asunto. En eso han progresado tanto los nuestros, que hoy mismo usted no sabe si el solar en que está edificada su vivienda es suya, pues los falsificadores son la del carajo y las autoridades han sido tan complacientes con ellos que cualquiera piensa no que hay gato entre macuto, sino que el macuto está lleno de gatos. De todos modos, compre su parcela planetaria, ¡qué se acaban!

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