Coctelera

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¿Se habrá fijado usted, mi querido Magino, que en las últimas semanas han tratado de enredarle la cabuya al presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez? Los cargos de que Gutiérrez usó, en su campaña electoral, un dinero procedente del narcotráfico han estado a la orden del día y no han faltado quienes consideran que se deben adelantar las próximas elecciones, para reemplazar a un gobernante que, precisamente, acaba de comenzar su ejercicio. De todos modos, viejo Magino, no me sorprenden, en lo más mínimo, los esfuerzos que se realicen para desguabinar al presidente Gutiérrez…..Para comenzar, debo recordarle que los presidentes hemisféricos, reunidos hace un par de semanitas en Santa Cruz, Bolivia, acordaron respaldar «al gobierno y pueblo ecuatorianos para que, a través de las autoridades competentes prosigan en la lucha emprendida contra la corrupción y la impunidad y reafirmamos nuestra firme voluntad de brindar la mayor cooperación y asistencia para someter a los culpables de esos delitos a los tribunales de justicia, según los ordenamientos jurídicos respectivos». ¿Qué le parece?…..Ecuador, mi querido Magino, es un país que no puede verse fuera del contexto de la realidad que aflige a la mayoría de las naciones de este continente. Allí, la corrupción ha hecho de las suyas. Y esa corrupción, según todos los informes fue estimulada, tolerada y compartida por gobiernos y banca, una banca insaciable que llevó a la nación sudamericana al borde del despeñadero. No está de más recordar que hará poco más de cinco añitos, Ecuador fue «dolarizado» por virtud de un decreto expedido por el entonces presidente Yamil Mahuad, tildado de corrupto hasta la médula. Mahuad poco o nada tomó en cuenta que la Constitución ecuatoriana consagra al sucre como patrón moneda y con un simple decreto pasó por encima a disposiciones contenidas en la Carta Magna. Pero el presidente ecuatoriano no se quedó ahí. Vino un feriado bancario y una tasa increíble para canjear sucres por dólares, algo que benefició a quienes todo lo tenían y, como es lógico suponer, acabó de golpear a los mismos golpeados de siempre: el pueblo llano. La dolarización se convirtió en un aliado de una banca corrupta y ha constituido un fracaso que el gobierno de Gutiérrez trata de enderezar, pues se está, prácticamente, ante un fenómeno irreversible…..Gutiérrez fue llevado al poder por el voto mayoritario de los ecuatorianos, ecuatorianos cansados de los candidatos y partidos tradicionales y muy conscientes de que a los problemas económicos, políticos y sociales de su país, se añaden el tráfico de estupefacientes –Ecuador hace frontera con Colombia–, el terrorismo y la delincuencia en sentido general…..Desde su mismo ascenso al mando, comenzaron los ataques a Gutiérrez y no faltaron aquellos que le endilgaban el apelativo de «golpista», de «dictador» y otras cositas que el pueblo sudamericano había descartado, muy seguro de que golpistas, corruptos en todos los órdenes y dictatoriales en la injusticia eran predecesores de Gutiérrez, un hombre joven al cual debe dársele la oportunidad de que gobierne como ha querido su pueblo…..Hoy, Ecuador hace frente a múltiples dificultades. Y con dolarización y todo, la tasa de interés fijada por la insaciable banca comercial se encarama por el 30 por ciento, entiéndase bien, el 30 por ciento en dólares. Si la normalidad vuelve a Irak y el precio del petróleo cae, ¿qué será de la economía ecuatoriana? ¿Y si se presenta alguna crisis en los precios del banano? Además de todas esas vainas, Gutiérrez y su equipo tienen que invertir tiempo para responder acusaciones de quienes desean desgomarlo. El gobierno ecuatoriano, sin embargo, no está dispuesto a bajar la guardia y ha puesto en marcha los mecanismos legales para perseguir a los responsables de calumnias contra el jefe de Estado al cual se le quiere negar la ocasión de hacer bien las cosas. Al presidente Gutiérrez le esperan días duros mientras persista en guiar al Ecuador por el buen camino. En esta época de inversión de valores –o desaparición de los mismos– quien trata de cumplir con su deber y pone un «stop» a la delincuencia en todos los órdenes, es visto como un retrógado, un desfasado, una persona que debe ser proscrita de la dirección de la cosa pública. La delincuencia internacional, en una gama muy variada por cierto, tiene recursos para hacerlo. Mientras tanto, al presidente Gutiérrez hay que desearle mucha suerte y mucha voluntad de hierro para enfrentar a los vagabundos y a las vagabunderías.

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