Coctelera

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Muchas felicidades, mi querido Magino! Concluya el año con sobriedad. Y con sobriedad dispóngase a vivir en el 2007. El año no será tan bueno como vaticinan sus apologistas, pero tampoco será tan malo como dicen los pesimistas en grado extremo. Usted, en gran medida podrá moldear el venidero período siempre y cuando proceda como persona sensata, viviendo de acuerdo a sus reales posibilidades y no queriendo pasar de rico en una nación pobre. ¿Entendido?…  

No voy a cerrar el añito sin recordar que el martes venidero “rectificarán” la “rectificación” que ha sido “rectificada” más veces que el carajo. Ahora hay que fajarse a complacer al Tío Samuel, con eso de la importación de vehículos de más de cinco toneladas y la aplicación del selectivo al consumo a las unidades motorizadas. Son requisitos indispensables para que pueda ponerse en ejecución el DR-CAFTA, el dichoso Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamérica. Dígame una cosa, viejo Magino, ¿no sería posible colocar en el libro de récord Guinnes la “rectificación” más “rectificada” de la historia? No, por nada….   Un juez norteamericano estableció que las cortes de su país no podían conocer apelación alguna en el caso del ya ejecutado expresidente Saddam Hussein. Lo hizo ante petición de los defensores del expresidente de Irak. Creo, Maginito, que ahí hubo un claro metamensaje: decir al mundo que fue la influencia del Tío Sam, la que costó la vida al exgobernante y que no creían en el proceso seguido por autoridades de Irak. Todo eso se hizo horas antes de que Saddam fuera ahorcado. Mire, Maginito querido, Saddam Hussein fue un verdadero tirano, un hombre cruel y despiadado, un ser para quien la vida humana valía bien poco. Al frente de los destinos de su país, incurrió en hechos bárbaros. Mereció la repulsa casi universal y ni siquiera su propia familia escapó de sus bestialidades. Pero la torpeza de su antiguo aliado norteamericano no le hace parecer, ahora, como una especie de mártir ante su gente, que no descansará en la búsqueda de venganza, independientemente de que se caldea un tanto más el mundo musulmán, incluyendo el que adversaba a Saddam. ¿Dios nos tome confesados!…   Como que luce un tanto exagerado el corte gubernamental al presupuesto que le presentó la Junta Central Electoral (JCE). Reducir ese presupuesto en un 53 por ciento no es juego de niños, sobre todo en un año pre-electoral como será el 2007. Reconsiderar esa medida de corte sería un buen paso gubernamental. Por ejemplo, ¿por qué no pasarle a la JCE los centenares de millones de pesos asignados, a manera de ONGs a dirigentes políticos, incluyendo legisladores? Además, viejo Magino, usted sabe que el resto se le podrá asignar a la JCE de los llamados “fondos especiales” que se generan por muchísimas vías. ¡La JCE merece ser atendida!….   Hace unos cuantos años, digamos que muchos años, que se creó el Instituto de Estabilización de Precios (Inespre). Siempre se dijo que esa era la creación bien intencionada de un proyecto preparado por la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), de los Estados Unidos y que su meta era, como su nombre lo indica, estabilizar los precios de los productos agrícolas, con miras a beneficiar al productor criollo. El entonces presidente Joaquín Balaguer daba largas al asunto de promulgar la ley que creaba Inespre y poner en ejecución el programa. Los hechos demostraron que el hábil político sabía lo que hacía y que estaba seguro de que Inespre se convertiría en un incordio, aún cuando fuera p,ara favorecer a su propio gobierno. Por fin tuvo que promulgar la ley. Inespre comenzó a funcionar y bien pronto se constituyó en el esperado incordio para su propio gobierno, pese a que las medidas que tomaba aparentemente favorecían a éste….   Aún cuando la Public Law 480, de Estados Unidos, sirvió para fastidiar bastante a los productores dominicano, éstos fueron víctimas de la corrupción rampante que se instauró en el organismo recién creado, convertido, en la práctica, en un importador de líneas agrícolas, un importador al que solo preocupaba comprar en dólares y que los precios internos, en vez de estabilizarse con algunas compras en el extranjero, se fueran al mismísimo carajo. Inespre fue usado, demagógicamente, solo honrosas excepciones, con la implementación de ventas de productos baratos en barrios y ciudades, sobre todo en épocas pre-electorales y la cosa llegó al extremo de que hasta propiedades de la institución fueron “quemadas” al mejor postor para favorecer a sus rectores, sobre todo porque nadie pagaba los actos delictivos. Hoy, Maginito, en Inespre se recoge lo que se sembró durante años y años. Amén.

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