Coctelera

<p>Coctelera</p>

El canciller Carlos Morales Troncoso, mi querido Magino, produjo unas enérgicas declaraciones en las cuales expresa que la República Dominicana no cargará con miles y miles de haitianos indocumentados, pues nuestro país ya tiene suficientes problemas. ¡Y haitianos también, agregó!.

Ese pronunciamiento del canciller, amigo mío, se supone que es la posición del gobierno del presidente Leonel Fernández Reyna y que, por tanto, aunque sea en teoría, existe la voluntad política para enfrentar la terrible situación que se vive con los indocumentados del vecino país, que huyen de la miseria imperante en su nación, para vegetar aquí, creando problemas tremendos en materia de nacionalidad, de salud y de educación… El canciller dominicano, con sobrada razón, le expresa a la señora Ethel Kennedy que República Dominicana no puede tratar de resolver las dificultades haitianas, mientras el mundo se cruza de brazos ante la tragedia que vive la nación vecina… Los norteamericanos, mi querido Magino, especialmente sus agresivos legisladores del “Black Caucus” no ignoran la situación haitiana. Es más, ellos ayudaron a crearla cuando apoyaron la invasión haitiana en 1994. Y esos legisladores tampoco desconocen que gran parte del magro presupuesto dominicano dedicado a la salud es destinado a atender haitianos que buscan ayuda médica en nuestros hospitales. Como tampoco pueden ignorar que hay grupos de desalmados que se dedican a traer mujeres haitianas a dar luz en centros asistenciales nuestros, todo con miras a que en algún momento las criatura pueden optar por la nacionalidad dominicana… Morales Troncoso se dirige a la señora Kennedy dado que el premio Robert F. Kennedy, consagrado a honrar la memoria de su asesinado esposo, fuera otorgado a la señora Sonia Pierre, una activista que clama por la nacionalidad dominicana para todos los hijos de haitianos que nacen aquí. Presente en la entrega del galardón se encontraba el senador Edward Kennedy, hermano de Robert y del asesinado presidente John F. Kennedy. Al Coctelero poco o nada le preocupa la actitud del clan Kennedy hacia el país. ¿O se olvidó usted, viejo aventurero, de que Robert, entonces procurador general, favorecía la inmediata invasión del país en 1961, cuando cayó abatido a tiros el dictador Rafael L. Trujillo? Sólo la presencia del doctor Fidel Castro Ruz en Cuba evitó ese hecho, pues el presidente Kennedy no sabía si tras la caída de Trujillo, se lograría un régimen “democrático” o este país caribeño seguiría los pasos de la revolución cubana… República Dominicana, como bien dice el canciller Morales Troncoso, carga con el mayor peso de la migración indocumentada procedente de Haití, mientras con Estados Unidos a la cabeza, poderosas naciones no cumplen con sus obligaciones morales de socorrer un país que ellos mismos consideran inviable. Un congresista norteamericano que recientemente vino al país a joder la pista, tuvo el tupe de afirmar que su país dispone de 15,000 millones de dólares para socorrer a los afectados de SIDA en el hemisferio. Y con el mayor descaro aseguró que no tenía conocimiento de que el gobierno criollo pidiera parte de esos fondos. Lo que no dijo el carajete ese es que Haití tiene el mayor índice de SIDA en el hemisferio —y uno de los más altos en el mundo. Y cualquiera se pregunta, ¿cuántos millones de dólares inyectan los gringuitos para combatir ese mal en el vecino país?… Mire, don Magino, esta nación tiene que observar un comportamiento humano y civilizado al enfrentar la ola de haitianos indocumentados que entran aquí. Pero, por Dios, ¿hasta cuándo será este pequeño y empobrecido país el único llamado a enderezar entuertos haitianos? ¿Por qué naciones poderosas que sólo desean haitianos en sus territorios, de la boca hacia afuera, son tan diligentes para que los dominicanos carguemos con los ancestrales males que afligen a nuestros vecinos? ¿O se olvidó usted de aquel famoso plan “Exodo”, que aceptaron dóciles jefes militares, para que el país estableciera distintos campamentos para acoger exiliados haitianos? Eso no prosperó porque el entonces presidente Joaquín Balaguer se paró en dos patas y mandó al carajo a los poderosos norteños. Eso hay que reconocerle al controversial político y mandatario. ¿Y sabía usted que eso decidió la suerte definitiva de Balaguer en la jefatura del Estado? Los esfuerzos que hizo el hábil político para reelegirse, con todas las truchimanerías que siempre usaba, se fueron al carajo, pues el Norte bravío y abusador había decidido cortarle la racha “porque estaba ciego”. ¿Acaso no venía Balaguer afectado de ceguera desde los días finales de su gobierno en 1978?

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