Coctelera

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“Cuando canta el Mayimbe, canta un timacle. Aún así, se le recomienda revisar su memoria cuando del Himno Nacional se trate”. Farmacia Mella…”  El booo de la noche de Joan Guzmán se lo llevó Jay Payano por sabroso”. La mismita farmacia…  Magino querido, hay veces que uno no entiende, en realidad, la política exterior norteamericana y mucho menos a los políticos del Tío Samuel. El caso haitiano es uno de los más complicados.

Siempre tendrá que tener vigencia para los dominicanos y por eso, en relación al Haití de hoy, hay que hacer un poco de historia reciente…  Cuando el presidente Jean Bertrand Aristide fue originalmente derrocado, se aseguró los servicios de cuando menos dos firmas de abogados de Washington. Una de ellas era dirigida por Vernon Jordan, asesor del entonces presidente Bill Clinton y con estrechas conexiones con el llamado “Black Caucus”. Cabe suponer los cabildeos que realizaba el bufete de Jordan a favor del controversial derrocado mandatario…  De manera sorpresiva, caro Magino, en la noche del 16 de septiembre de 1994, desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, el presidente Clinton anunciaba una inmediata invasión de Haití. Clinton hacía “revelaciones”, exponía verdades a medias y mostraba fallos en sus concepciones. El simpático y efectivo presidente estadounidense, en sus “revelaciones” explicaba que la invasión se ordenaba para proteger el “interés nacional”, es decir, el interés de su país. No sé por qué, querido Magino, pero esto lo interpreto como una clara manifestación de que Estados Unidos no quería ni quiere más haitianos en su territorio…  ¿Qué cree usted que quiso decir Clinton cuando expresó “pero cuando la brutalidad ocurre cerca de nuestras playas, esto afecta nuestro interés nacional y tenemos la obligación de actuar”. Miles de haitianos han salido ya hacia los Estados Unidos. Mientras Cedras (Raoul) tenga el mando, los haitianos seguirán buscando santuario en nuestra nación”. Y casi a seguidas manifestó que era necesario mantener “el control de nuestras fronteras”…  Ya antes, la congresista californiana de color, Maxine Waters, que vino al país para ver cómo vivían los haitianos en los bateyes, había expuesto la necesidad del control fronterizo. ¿Qué cree usted que pasó, viejo adorado? Pues muy sencillito, cada vez que haitianos que huían de su país eran atrapados en botes, se les llevaba a la base naval de Guantánamo, Clinton siguió su perorata explicando que el cinco por ciento de la población haitiana vivía escondida en su propio país y que si eso no se contenía, podía provocar, “la próxima ola de refugiados en nuestras puertas”. Es decir, había que invadir Haití para “proteger” las fronteras estadounidenses. ¡La dominicana, al parecer, no preocupaba a ninguna de las almas piadosas que hoy se conmueven ante el estado en que viven los braceros haitianos, sin tomar en cuenta el estado de miseria en que viven centenares de miles de dominicanos”…  Debido a que los norteamericanos tomaron esas medidas para proteger sus líneas, lo único que quedó en la región fue el “factor desestabilizante”, sobre todo para la República Dominicana que tuvo que absorber la mayor parte de los “haitianos escondidos”. Clinton fue inconsciente cuando culpó a Cedras y a sus gorilas por haber aislado a Haití y por todos los males que allí ocurrían. Pero se necesita ser marciano para ignorar quiénes advirtieron al entonces presidente Joaquín Balaguer que no podía intercambiar bienes y servicios con Haití. ¿No constituye una bofetada a la inteligencia humana creer que el troglodita de Cedras era el único culpable de cuanto sufría Haití?…  Cedras no ejecutaba bloqueo económico alguno contra su propio país pero el Tío Samuel quería pintar el asunto de otra manera, como si la víctima fuera el victimario. Tomando la palabra a Clinton, por analogía, se podría decir que los alemanes perdieron la guerra porque se habían derrotado a sí mismos. Es como si dijéramos que Joan Guzmán no venció a Antonio Davis el pasado lunes en el Palacio de los Deportes, sino que Davis se venció a sí mismo. Mire, Maginito, los culpables de la destrucción vía un aislamiento, son quienes llevan a cabo ese aislamiento. Pero parece que en el lenguaje del simpático esposo de doña Hilary fallaron la lógica y la historia cuando de Haití se trata. Este tema, viejito vagabundón, es apasionante. Mejor lo seguimos mañana, si Dios así lo quiere.

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