Coctelera

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Mi querido Magino, no es ocioso recordar que al presidente electo Leonel Fernández le esperan días muy difíciles después que asuma el mando, el venidero 16 de agosto. Va a recibir una situación económica de «espanto y brinco», como le hubiera dicho el recordado Max Alvarez, situación a la que tendrá que hacer frente, entre otras cosas, con una mezcla de timbales y flema olímpica. Aunque las situaciones son un tanto distintas, vale la pena rememorar que el doctor Joaquín Balaguer llegó al poder el 1ro. de julio de 1966 en medio del caos: el país se encontraba intervenido por tropas militares extranjeras, acababa de salir de una guerra civil y la economía era una ruina. Es justo consignar que el controversial gobernante impuso un rígido programa de austeridad, que le dio excelentes resultados, hasta el punto de que cinco meses después de iniciar su mandato inauguraba un programa de viviendas populares, costeado con el ahorro interno después de satisfacer las principales necesidades del Estado…

Creo, viejito charlatán y despilfarrador, que la austeridad, una austeridad que no se quiebre bajo circunstancia alguna, tiene que ser la prioridad del gobierno del doctor Fernández. El gobierno tendrá que racionalizar hasta el último centavo que le entre y bien podría comenzar su programa con el ahorro de los doce millones de pesos que dijo el peledeísta Felucho Jiménez que costará la transmisión de mando el venidero 16 de agosto. )No sería mucho más útil para el país que ese dinero se invirtiera, digamos, en la compra de medicamentos para los hospitales públicos, convertidos en verdaderas ruinas?…

Está muy bien eso de que se quiera dar la mayor solemnidad y participación popular a la toma de posesión del presidente Fernández. Pero no debe pasarse por alto el estado de la economía nacional. Y todos sabemos que ese estado es desastroso. No se podrá deslumbrar a visitantes extranjeros, pues esos visitantes son los primeros que están enterados de las penurias que vivimos en la actualidad. Un programa de austeridad, que será imprescindible, tiene que comenzar con el sacrificio hecho por los propios gobernantes, quienes tendrán que predicar con el ejemplo a los gobernados. Esa austeridad conllevará a la toma de medidas impopulares y que tendrán que afectar a distintos estamentos. Pero no hay otro remedio. Este es un país pobre que ha querido vivir como una nación rica, dilapidando recursos. Y lo peor es que en un país pobre, existan tantos ricos que hacen ostentaciones de riquezas, ostentaciones que constituyen una sonora bofetada a la miseria que impera en una gran mayoría de la población…

Leonel Fernández fue electo por una mayoría abrumadora. Más de dos millones de dominicanos le dieron su voto y se lo dieron para que gobernara, para que enderezara entuertos, para que corrigiera deficiencias, para que actuara ceñido a la ley y buscara la manera de mejorar las condiciones de vida de la población. Puede estar seguro el nuevo mandatario de que una gran parte de ese electorado que le favoreció se mantendrá vigilante para exigirle que las cosas se hagan bien y, sobre todo, para que no se dilapiden los recursos del Estado, de un Estado virtualmente acorralado por una permanente crisis energética, una devaluación del signo monetario que ha conllevado a una inflación que ha empobrecido a la población a niveles insospechados…

Mire, don Magino, Leonel Fernández no viene con una varita mágica en las manos para resolver los problemas que azotan a esta nación digna de mejor suerte. Pero sí debe traer una vara muy resistente para enfrentar males, para gobernar para todos los dominicanos, no para unos cuantos dominicanos. Tendrá que buscar la manera de fortalecer las instituciones nacionales, la mayoría de ellas débiles y desacreditadas y de consolidar, por encima de todas las cosas, una justicia que sea verdaderamente independiente y que mida a todos por igual. )Será eso posible?…

La austeridad tendrá que ser norma permanente del próximo gobierno. Cabe suponer que no se estará pensando en las grandes obras de relumbrón, aún cuando los ingenieros y contratistas se sientan lesionados. Con terminar las obras que se consideren necesarias, dejadas por el actual régimen y mantener las existentes será hasta cierto punto suficiente. Habrá una reforma fiscal que tendrá que lesionar a quienes gritan de todas formas, pero también habrá que entender que ahora mismo el contribuyente no puede estar contento cuando paga sus impuestos y muy poco o nada se le devuelve en servicios…

Magino, creo que el presidente Leonel Fernández tendrá que apretar la caña durante las veinticuatro horas del día. Aunque se disgusten muchos de sus seguidores. Aunque griten muchos de sus adversarios. Pero de algo sí estoy seguro, si viene con la muñeca floja, hay fuerzas siempre agazapadas que se lo comerán vivo, como reza el viejo refrán.

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