Coctelera

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Mi querido Magino, no estoy en ánimos de bromear con usted ni con cualesquiera otras personas, pues me ha consternado el conocimiento de la noticia de la exhumación –profanación prefiero decir– de los restos de dos históricas figuras dominicanas, creo que sin razones verdaderamente valederas, para hacerlos partícipes, en forma casi sacrílega, de un caso que, hasta ahora, solo ha servido para provocar vergüenza.

La prensa del lunes dio cuenta de la exhumación de los restos del expresidente Horacio Vázquez Lajara y su esposa doña Trina de Moya, sepultados en Tamboril. La orden para la exhumación, se afirma, fue impartida por la Procuraduría General de la República. Lo extraño de este caso insólito es que se asegure que los restos serán sometidos a pruebas de ADN, en los Estados Unidos, para establecer una supuesta filiación con un personaje identificado como José Guzmán Meléndez, conocido como el «Barón de La Atalaya»….

Este elemento, se indica, vivió en la isla durante los días que siguieron a las devastaciones de Osorio, cuando San Miguel de La Atalaya se encontraba en territorio de lo que hoy es Haití. Y se llega al extremo de pregonar que su «enorme fortuna» que depositada en bancos españoles. Primero, hay que dudar mucho que en esa época existieran bancos que aceptaran depósitos como los que se quieren atribuir al supuesto Barón. Y luego, en caso de haber existido, de acuerdo a los estatutos españoles para el dinero no reclamado en bancos, la supuesta fortuna pertenecería, desde hace años, pero muchos años, a la corona ibera….

¿Quiénes están detrás de la petición de exhumación de los restos de don Horacio y doña Trina? Entendemos que aún cuando aquí puede ocurrir de todo –especialmente cosas malas– la Procuraduría no actuó «de oficio». Para colmo de lo que aparenta ser una vagabundería mayúscula, después que se hagan las pruebas de ADN a los restos del expresidente y su esposa, ¿cómo se establecería una filiación de éstos con Guzmán Meléndez? ¿Dónde están sepultados los restos de Guzmán Meléndez? Si esos restos existieran en parte alguna ¿cuáles parientes probados del supuesto Barón pedirían la exhumación de éste? ¿Y no reclamarían éstos, al mismo tiempo, la supuesta fortuna?….

Mire, don Magino, esta parece ser una `operación` que llamaré `cíclica`. Cada cierto tiempo aparecen personas que reúnen o se dirigen a gente que lleva el apellido Guzmán, ofreciéndoles villas y castillos cuando reciban la `fortuna` del Barón. Hace menos de diez años, escuché por la televisión a un charlatán diciendo que se marchaba a España a buscar el dinero que le sería entregado allí. Para `gastos de viajes` reunió varios miles de pesos y hasta hoy…..

En 1935, el señor Fernando Muñoz, casó con la señora María Fernández Malagón, fue víctima de una estafa por parte de un «médico» extranjero que vino a ofrecerle la parte que le «correspondía» de la fortuna del Barón. Las gestiones le costaron una finca a Muñoz, quien se arruinó por completo a la espera de un dinero que creía fácil de obtener y que jamás llegó. Y no es éste, Maginito, el único caso que se ha presentado. Por los predios de Santiago anduvo, hace unos años, un señor de apellido Guzmán, un «porta-estandarte» del Barón, quien estafó a muchísima gente, que se creían, por llevar el apellido Guzmán, legítimos herederos del Barón de La Atalaya….

Si la memoria no me falla, un jefe de la Policía ordenó el arresto del `avivato` pero nada le ocurrió a éste cuando los estafados, creyendo que era cierto que recibirían dinero sin dar un golpe, no se querellaron ante la justicia. Mire, Maginito, este asunto del Barón de La Atalaya sería bueno para tomarlo a broma, pero el hecho de que se profanaran los restos de dos figuras históricas, lo que le da es ribete de escándalo. Tengo entendido que para exhumar los restos se necesitaba el permiso de la familia. Y dudo mucho que ese permiso se hubiera otorgado. ¿Acaso usted se olvida que hace algún tiempo se dispuso el traslado de los restos del presidente Vázquez al Panteón Nacional, y la familia pidió que se le dejara en Tamboril, junto a los de doña Trina, su compañera de toda la vida? Doña Trina es una figura histórica no solo por haber sido la esposa de Vázquez. Tiene méritos propios. Mujer virtuosa, fue la autora del Himno a las Madres y dedicó su vida a las obras de bien social….

Creo, Magino, que cuanto ha ocurrido no debe pasar desapercibido para los dominicanos. No se puede jugar con la memoria histórica de hombres que, con sus defectos y sus virtudes, se consagraron a servir a su patria. Alguna sanción, aunque sea moral, tiene que imponérsele a los infelices que creen jugar con el patrimonio nacional. ¡Imagínese usted que mañana a alguien se le ocurra pedir la exhumación de los restos del héroe Gregorio Luperón, para someterlo a una prueba de ADN, en un caso tan escandaloso que, hasta ahora, solo ha constituido un verdadero fraude! ¿O es que, acaso, ni siquiera nuestros grandes hombres, cuando ya son nuestros grandes muertos, tienen derecho a la paz?

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