Coctelera

<p data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2006/12/58931989-37F9-499F-8B17-D8F99562FED5.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=325><noscript><img
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Muy buenas, viejito del alma querida. Sean mis primeras palabras para desearle Felices Pascuas y Próspero Año Nuevo. Y luego para agradecer las finas atenciones del señor Michael A. Meigs, Consejero Político y Económico de la Embajada de los Estados Unidos en la República Dominicana. Aún cuando el señor Meigs dirigió su cartita al Editor de HOY, obviamente se refiere también a la Coctelera junto a un editorial de este periódico.

Mire, Maginito, es deber de elemental cortesía estimar los conceptos externados por el funcionario estadounidense. Debemos apreciar, al mismo tiempo, el hecho de que el diplomático afirme que en la misión a la cual pertenece “siempre disfrutamos” la lectura de su columna de la página dos “y valoramos su habilidad para abordar problemas serios de forma cómica e irónica”. Somos vanidosos, pero tenemos que expresar que enfrentar temas serios de forma “cómica e irónica” es algo logrado por contagio. Aún así, no nos explicamos cómo es posible que teniendo el amo imperial a Rip Kirby para el espionaje, a Superman para la lucha intergaláctica y a Rambo para combatir comunistas, los vietnamitas, con bolsitas de arroz salcochado dieran tremenda pela de palos a quienes fumaban hasta cigarrillos enlatados… Debo agradecer, por encima de todas las cosas, las lecciones de Derecho Internacional Público y Privado que nos ofrece el señor Meigs, un funcionario de cuyos conocimientos y concepciones humanísticas su gobierno puede sentirse orgulloso… Ocurre, sin embargo, que esa cátedra, que tanto estimamos, no nos quita el sueño, máxime si dormimos son la cabeza colocada sobre una almohada “pillow”. Pero lo que sí nos mortifica, y mucho, es que mientras más vueltas doy y más leo la carta aludida, más me enredo en las patas de nobles equinos de pura raza, dignos del Kentucky, el Preakness y el Santa Anita. Me refiero a que el señor Meigs, después del fino tacto empleado, concluye así: “Con la esperanza de que esta explicación y estos comentarios sirvan para motivar una resolución temprana al actual impasse administrativo que afecta el bienestar de nacionales extranjeros en la República Dominicana, me despido con sentimientos de consideración”. ¿Cómo, cabo? Entonces el señor Meigs y se sobrentiende que su gobierno, aprovechan la exposición que formulan a HOY como una advertencia sumamente velada al gobierno quisqueyano para que resuelva lo que ellos, los norteamericanos, consideran un “impasse administrativo”. Es decir, viejo verde, que quieren tomar su exposición a HOY como una especie de condón moderno, en tecnicolor… Es evidente, por más que quieran ocultarlo los más exquisitos diplomáticos gringos, que cuando se refieren a “nacionales extranjeros”, tienen el pensamiento y la conciencia puestos en los haitianos ilegales o indocumentados que se encuentran en el país y que sí estamos de acuerdo que merecen un trato justo, humano, civilizado. Estamos muy de acuerdo con los juicios vertidos por el señor Meigs en cuanto a lo del registro del nacimiento, sobrentendiendo el anhelo haitiano que puede inspirarlo: no veo por cuales motivos los hijos de indocumentados haitianos no puedan ser registrados en la embajada y consulados de su país aquí, previa expedición de certificados haitianos, dado que la nacionalidad haitiana se mantendrá por encima de todas las cosas. ¿O cree el señor Meigs que se puede ser tan tonto para creer que es al consulado norteamericano al cual se le crean problemas por no registrar los nacimientos de los no residentes? A lo mejor habrá que cantarle al señor Meigs, para creer en ese argumento, que es cierto aquello de que doña Pancha toca el piano y don Pancho el clarinete…q Lo serio de todo esto, Maginito querido, es que el señor Meigs responde una pregunta que no se le ha formulado al embajador Hertell en la forma en que él la entiende. Se ha preguntado si en los Estados Unidos las autoridades dotan de algún documento a los ilegales, y él, el señor Meigs, se refiere a que su embajador ha hablado en relación al registro de nacimientos, afirmando que sí, que todos los nacimientos se registran. Bueno, en Estados Unidos se registran más cosas que el carajo. De todos modos, Maginito, para concluir con este escabroso tema, por hoy, ¿por qué no nos dejan tranquilos para resolver las dificultades en cuanto a la nacionalidad de los hijos de no residentes que no estén amparados por la Constitución y las leyes especiales? ¿Qué afán tienen amiguitos imperiales en que en nuestra reforma constitucional se mantenga el “jus solis”? Desde luego, por más que puedan presionar los amigos norteños, todo dependerá de los timbales de los nuestros. Así como suena.

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