Coctelera

Coctelera

(Sopla, Magino, mañana es el día! A escoger el presidente y vicepresidente de la República para cubrir el período constitucional 16 de agosto 2004-16 de agosto 2008. Confiamos en Dios que todo saldrá a pedir de boca…

Magino, la sensatez se impuso en la Junta Central Electoral (JCE): nananina de cadena radial y de televisión única. Resucitar aquella odiosa «Voz de la Junta Central Electoral», que obligaba a las emisoras de radio y de televisión a formar una cadena bajo el control absoluto del tribunal comicial, eso repito, hubiera sido una soberana estupidez, además de un abuso constitutivo de una censura previa. La JCE puede formar su cadena con las plantas radiales y de televisión del Estado, es bien cierto, pero nunca está entre sus facultades la de obligar a «encadenarse» a los medios electrónicos privados…

El establecimiento de esa cadena, con la cual contaban algunos miembros del tribunal electoral y más gente también, hubiera sido, al mismo tiempo, un paso de retroceso. Este país ha mostrado madurez más que suficiente para que se le trate de poner una camisa de fuerza. En las pasadas elecciones presidenciales no hubo cadena de especie alguna y nada malo ocurrió. Los directores de los medios electrónicos son personas conscientes y saben que la facultad de emitir boletines con los resultados de los comicios es una atribución exclusiva de la JCE. Nadie, jamás, ha discutido eso…

Ahora bien, es tremenda lata la consuanita esa de una cadena obligatoria. Y eso sí que es verdaderamente peligroso, pues en vez de informar, cuanto se logra es desinformar. Experiencias de sobra, en esa materia, se obtuvieron en comicios pasados, comicios muy pellizcados por cierto. )Se olvida usted, acaso, de cuánto ocurrió en 1978, con una cadena que sí fue cadena de verdad, pues amarró a la opinión pública hasta la emisión de aquel sonado «fallo histórico»?. Hay que tomar muy en cuenta, Maginito, que hoy las cosas son bien distintas. Por ejemplo, tenemos en el país centenares de periodistas extranjeros, destacados para informar a sus respectivos medios de la situación nacional y del resultado de las elecciones. )Cómo podría evitar la JCE que esos periodistas actuaran libremente? )Y cómo podría, digamos, evitar que Internet anticipara detalles de los comicios? En esta época de las comunicaciones instantáneas no se puede andar con pendejaditas, pues es difícil, pero muy difícil, ocultar las cosas a la población. No se puede pasar por alto otro hecho: los partidos políticos llamados mayoritarios tienen sus propios centros de cómputos y en las últimas elecciones, bien temprano, han tenido los resultados de las mismas, aún cuando, muy prudentemente, no los han divulgado, dado que es la JCE la única autorizada a hacerlo con sus cifras oficiales. Lo mismo se puede decir de la Organización de los Estados Americanos (OEA)…

Hoy el peligro, caro Magino, no reside en dejar que los medios electrónicos trabajen con sus propios recursos. Eso se ha probado hasta la saciedad. Lo que sí se debe garantizar –y la JCE lo ha hecho– es que el sistema informático sea impenetrable. Digamos, evitar siempre que los datos que transmitan las juntas municipales sean manejados «en el aire» antes de que lleguen a las oficinas centrales de la JCE. El organismo rector de las elecciones ha dicho que nadie puede penetrar sus sistemas de seguridad, por más israelí que sea cualquier equipo interventor. Eso esperamos…

Finalmente, Maginito, otra metida de pata hubiera sido prohibir las encuestas a «boca» o «pie» de urnas. Esas encuestas ya se han hecho en un pasado relativamente reciente. Sin ocasionar problemas, pues sus patrocinadores no han divulgado cifras de especie alguna. Tampoco esas encuestas son violatorias de la ley. Es cierto que el voto es secreto. Y secreto se queda. Usted llega a la caseta. Deposita su voto en la urna y nadie sabe por quien usted ha votado. Pero después que usted sale del recinto, nadie le impide decir a quien ha favorecido. Ese tipo de encuestas, por otra parte, no se ha hecho de pura boca. Se ha hecho también con boletas, y urnas, por lo cual se puede hasta afirmar que son secretas. Mire, viejito gozón, la JCE, como organismo colegiado, se ha anotado una pata, al no reaccionar con manifestaciones histéricas. Simple y llanamente, la JCE ha funcionado como la entidad rectora de un acto cívico de capital importancia en una sociedad que se precia de democrática. Felicitamos a los agraciados.

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