Coctelera

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Buen día, don Magino. ¿Debo decirle, al comenzar esta jornada conmemorativa que es nuestro deber inclinarnos, reverentes, para recordar a los hombres de febrero de 1844, hombres que sacrificaron vida y hacienda para que usted se llamara dominicano? ¿Cómo cree usted, caro Magino, que deben encontrarse esos hombres, en el más allá, al observar cómo tantos años después se traicionan sus ideales?

Lo terrible del caso es que hay tantos vagabundos que invocan los nombres de los libertadores, a cada rato, para pregonar sus logros, y ellos, los vagabundos, hacen todo lo contrario de lo que recuerdan? ¿Cómo cree usted, Magino querido, que debe sentirse el alma de nuestro inmortal Juan Pablo Duarte ante la corrupción imperante, él, Duarte, que supo devolver pesos y centavos que le entregó el Estado en Santiago para el desempeño de una misión? ¿Cómo deben sentirse los espíritus de Matías Ramón Mella y el inmenso Francisco del Rosario Sánchez cuando observan tantos salteadores pronunciando sus nombres mientras asaltan el Erario? Mire, Magino, estoy seguro que si ellos pudieran, formarían un ejército para barrer con tantos hipócritas y tanta hipocresía… Bueno, viejito querido, a esperar el discurso presidencial, en horas de la mañana, en la sesión conjunta de las Cámaras Legislativas que se desarrollará en el salón de la Asamblea Nacional, en el Centro  los Héroes, de esta ciudad. No me cansaré de repetirle que el jefe del Estado no acude a una reunión de la Asamblea Nacional en sí. La Constitución cuanto dispone es que deberá depositar un mensaje —ni siquiera se obliga a leerlo— en la sesión conjunta de la Cámara de Diputados y del Senado y que entregará las memorias de los secretarios de Estado, contentivas de la labor realizada el año anterior. Se supone que el mandatario ha estado sumamente ocupado en la preparación de ese discurso hasta el punto de que se observó su ausencia en cuatro actos distintos en que se esperaba su presencia: el reconocimiento al gobernador del Banco Central Héctor Valdez Albizu; la charla del presidente del Grupo E. León Jimenes, José León Asencio, en la Fundación Global; la clausura de los Juegos Nacionales en Monte Plata y el “banderazo” en el internacional de ciclismo “Vuelta de la Independencia”. A esperar, pues, y después hablamos… Maginito, tenemos muchísimas cosas pendientes. Por ejemplo, aplaudir al Archivo General de la Nación por la publicación del asunto ese de “papeles de los Presidentes”. Eso está más bien que el carajo, pues salvo las restricciones que puedan hacerse por estrictas y justificadas razones de seguridad, muchas cosas se aclaran, pese al paso de los años, con esas publicaciones… Otro apoyo: a la Secretaría de Cultura, por el concurso para llevar a la pantalla obras de autores criollitos. Formidable eso de citar hasta las creaciones y ofrecer galardones a los mejor guiones. Y ya que hablamos de asuntos criollos, veo que la Policía está más contenta que el carajo con la destrucción de discos pirateados. ¡Bravo! Pero dígame una cosa, Magino, ¿cuándo le echarán el guante a un turpén de los que tienen este negociazo y no salen a la calle a vender, sino que sueltan infelices a manera de carne de cañón?. ¡A coger jureles y no sardinitas!… Estamos de acuerdo, mi querido Magino, Verizon solo autoriza interceptar teléfonos cuando media la orden de un juez. Pero no nos hagamos los pendejos. Aquí graba más gente que el carajo. Es más, ese es tremendo negocio. No solo el gobierno graba. Este y todos los anteriores. Lo hacen tiburones dizque conocidos y ni siquiera renta pagan, como hay que suponerlo. Cómo que también hay particulares que dizque venden su “producción” al gobierno… Dice el magistrado Jorge Subero, mi querido Magino, que la corrupción tiene un fuego cruzado entre el Estado y el sector privado. La pólvora ha sido redescubierta por el magistrado presidente de la Suprema Corte de Justicia. De acuerdo con Subero: la corrupción parece que dispone de muy buenos cobertores para arropar todo el país. Pero cabe no perder las esperanzas: algún día vendrá un temporal que le hará boquetes a esos cobertores antes de llevarlos a volar por los aires. ¡No lo dude!… Excelente eso de que Japón apruebe un crédito por 220 millones de dólares que se destinarían a hacer desaparecer cuatro nocivas cañadas en el municipio de Santiago. Ese préstamo pagaría un 1.25 por ciento de interés anual, es decir, un filete de regalo dadas las tasas imperantes en los mercados crediticios. Préstamos como esos son los que necesita el gobierno, no los que se han destinado a pagar sueldos y a muchísimas pendejadas que están por ahí…

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