Coctelera

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¿Que el camino del infierno está preparadito a base de buenas intenciones? No sé, mi querido Magino, quién es el autor de esa concepción, pero de seguro que no fue la Farmacia Mella. Me recuerdo de esa vainita ahora, al leer en el “Diario Libre”, edición de ayer, página 12, una información en la cual la empresa Dekolor promete acabar con las falsas licencias de conducir. Eso es algo buenito, aunque lamentable —pero satisfactorio— que sea una empresa privada la encargada de corregir y castigar algo que está a cargo del Estado. Por ese ladito, caro Magino, nada me mortifica. Pero lo que sí me preocupa, de verdad, sobre todo por falta de información, es que el periódico señala que las nuevas y sofisticadas licencias para conducir vehículos de motor contendrán una especie de “historia clínica” del poseedor del documento…

Se habla de que la licencia contendrá, en un código de barras, muy interesantes detalles de la vida privada de los conductores: si padece de problemas auditivos, si usa lentes (eso no es nuevo en la licencia), si es donador de órganos, tipo de sangre (también eso es viejo), si es diabético o alérgico y si usa medicamentos especiales. Se justifica todo eso para que se le pueda prestar un servicio eficiente al poseedor de la licencia en caso de accidente. Pero debido a la falta de información se ignora si todas las clínicas oficiales y privadas y todos los hospitales públicos estarán conectados con el sistema informático de la ya célebre Dekolor, para verificar los datos en casos de urgencia. Además, Maginito, no pase por alto un hecho muy importante: el “historial clínico” de millones de dominicanos, un asunto muy privado, una cuestión privativa de cada cual, estará en manos de una empresa privada…

La falta de comunicación deja en el aire lo del asunto de la audición. ¿Cómo sabrán los expedidores de la licencia si una persona oye bien? ¿Preguntándolo al interesado o sometiéndolo a una audiometría? En ese último caso, ¿quién o quienes la practicarán y cómo se cobrará? No se olvide, viejito vagabundón, que la audiometría es todo menos barata y su costo habrá que cargarlo al de la licencia, pues Dekolor será todo, menos Santa Clauss. Lo mismo puede decirse del asunto diabetes. ¿Se reclamará al solicitante de una licencia que se someta a un análisis previo o se conformarán solo con la simple declaración del interesado? Si hay que hacer el análisis previo, ¿en qué consistirá éste, en una simple glicemia, una hemoglobina glicosilada o la curva de la glicemia? Eso no es gratis ni puede hacerse en los sitios en que se van a expedir o renovar la dichosa licencia…

En cuanto a la del examen de la vista se refiere, sabemos lo que es eso. Queda lo del tipo de sangre. Tengo entendido —y ojalá no equivocarme— que si su tipo de sangre es “O Positivo” esa será su identificación sanguínea de por vida. Entonces, ¿por qué carajo se reclama un análisis cada vez, con el alegato de que el costo irá a la Cruz Roja? Importante es, también, lo de la cuestión de si un solicitante es alérgico o no, pues eso evita problemas. Desde luego, si es alérgico a determinados medicamentos, no si es alérgico al consumo de frijoles negros. El tema de la donación de órganos es mucho más delicado, pues ¿que ocurriría en caso de un accidente fatal, si la víctima jamás ha ofrecido donar sus órganos y la licencia dice que sí? ¿Quién garantiza que la víctima en vida hiciera esa declaración?…

Magino, no es que se trate de fuñir la paciencia con la pendejuanita esa de la concesión de Dekolor del contrato para la expedición y renovación de licencias. Cuanto ocurre es que aquí, al parecer, no vamos a aprender que los gobernados tienen derecho a estar informados, en detalle, de todo cuanto les atañe y pagan con los impuestos que le revientan hasta las costillas. Eso es todo, por ahora…

Pero ya que se toca algo que se vincula al tránsito, ¿cuándo las autoridades de ese tránsito se atreverán a chequear cuánto pasa en la Juan Alejandro Ibarra, tramo comprendido entre la Peña Batlle y Francisco Villaespesa? El día en que ocurra en ese tramo un accidente lamentable, la culpa habrá que atribuírsela a las temerosas y ocupadas autoridades que ignoran que en una calle de doble vía se puedan parquear autos de lado y lado, y dejar solo disponible un estrechisimo callejón para que vehículos circulen en dos direcciones distintas. Pero bueno, no os desesperéis.

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