El doctor Marino Mendoza, un perredeísta de fibra, diputado por Villa Altagracia, soltó el torpedo: la dirección del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) debe renunciar después de dos derrotas consecutivas y solicita que se adelante la fecha de la elección de las nuevas autoridades, para permitir la reestructuración de los cuadros y de los mandos altos y medios. Razones de sobra tiene el joven legislador para formular su pedido.
Y es que en cualquier país democrático, después de par de reveses continuos, la alta dirección de un partido lo mejor que hace es cantar El Manicero. Pero aquí, Magino, es difícil que alguien renuncie, pues se le cobra un amor a los cargos que eso manda madre…
Pero en el PRD, viejo cascarrabias, por más que se hable de crecimiento electoral, habrá sus cositas. La ex vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, utilizando un lenguaje bastante diplomático por cierto, considera que el partido debe iniciar un proceso de consultas con sus bases para tomar en cuenta sus experiencias y retomar la democratización y modernización…
Como si todo eso fuera poco, aparece la figura del doctor Hugo Tolentino Dipp, uno de los cerebros con más luces en el perredeísmo, tirando el paquetito de que el programa de gobierno presentado por el derrotado candidato Miguel Vargas Maldonado debió ser el programa del PRD, no del aspirante. Tolentino Dipp reveló que hace tres años le advirtió a Vargas Maldonado que había un despertar en las masas populares en la región, que exigen un nuevo camino en materia política, y le aconsejó en el sentido de que creía en un PRD y un candidato que rompiera con marcos tradicionales electoralistas. Pero Tolentino Dipp cree que la confirmación ideológica de Vargas Maldonado no era iniciar un proceso dentro de esos parámetros. Y remató cuando dijo que aquí se vive atrapado por la idea de que para ganar las elecciones hay que estar bien con los americanos, con los ricos y la llamada oligarquía y con la Iglesia, pasando por alto que para vencer en los comicios con quien hay que estar bien es con el pueblo, ya que es el pueblo el que vota…
El PRD es un partido que ha tenido una historia accidentada desde que se estableció en el país en 1961. Las veces que ha estado en el gobierno no ha sido un excelente partido de oposición que ha contribuido a destrozarse a sí mismo. Pero es evidente que el perredeísmo ha hecho aportes muy valiosos a la causa democrática de la nación. Hoy el perredeísmo desorienta, pues se dice socialdemócrata, se afilia a la Internacional Socialista y en la práctica luce carente de ideología. Y eso es algo que no podrán responder los viejos dinosaurios. Ahí reside en gran medida, la batalla que espera a Vargas Maldonado, quien tendrá que librarla con la juventud.