Coctelera

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El ex procurador general de la República, señor Víctor Céspedes Martínez, es lo que se llama un verdadero diablazo a caballo. Fíjese usted, mi querido Magino, que el pintoresco personaje, al negar las acusaciones que le formula Depreco trata, voluntaria o involuntariamente, de que se recuerde al cervantino licenciado Carlos Rafael Goico Morales y al también cervantino doctor Juan Demóstenes Cotes Morales. La única diferencia que existe entre los muy pocos y raros vocablos usados por Goico Morales y Cotes Morales y los contratados por el luchador Céspedes Martínez radica en el empleo del diccionario. Mientras las palabras utilizadas por los cervantinos citados son de muy fácil localización, las acreditadas al extrovertido Céspedes Martínez reclaman cierta investigación para concluir que se trata de “derivados” de términos que, al parecer, tienen poco uso en los asuntos jurídicos…

Céspedes Martínez, una figura que cosechó muchas amistades en la clase periodística, tildó de ‘fisionaria’ y ‘trasplutónica’ la acusación que le formula Depreco. Sucede que buscar la acepción correcta de esas palabras lleva tiempo. Y aquí se debe recordar que el ex procurador, con gran tino, siempre decía a los periodistas ‘no os desesperéis’. Sin duda alguna, mi querido Magino, al considerar que, en cierta forma, la acusación que se le formula es algo explosiva, el antiguo funcionario judicial recurre a la física y a la geología para preparar sus “derivados”. Por eso puede pensarse que “fisionario” es usado (el vocablo) como un derivado de fisión. Y fisión es, caro Magino, “la división del núcleo de un átomo pesado en dos o más fragmentos causado por un bombardeo de neutrones”. En cuanto a trasplutónico esa es la del carajo. En geología, se da cuenta, plutónico “es la fuerza que ejerce el calor interior del globo terráqueo”. Por tanto, mi querido viejo, habrá que meterlo a usted en un cuadrilátero para que me explique lo de trasplutónico, aun cuando un amigo me dice que “puede tratarse del residente en el traspatio de plutón”…

Con el inolvidable don Carlitos las cosas eran distintas, pues él, que era muy aficionado a las buenas y exquisitas mesas, estimaba que sus declaraciones a la prensa constituían un alimento para los periodistas que le entrevistaban y por eso solía decir que esas declaraciones constituían un “conduminio” para el diarismo nacional. El amigo Cotes Morales, correcto en el uso del más puro lenguaje, no se andaba con muchos rodeos, mientras desempeñaba el cargo de secretario de Interior y Policía, para referirse a la teruvela existente en la sociedad dominicana. Y razones tenía, de sobra, pues la verdad es que, en esa época y hoy también, está la polilla por todos lados…

Mire, Maginito, hay que invocar el buen humor de que siempre dio muestras Céspedes Martínez, pues de eso se trata el comentar el uso de esos términos raros que obligan a recurrir al ‘mata burros’ —anímese y úselo como decía Tres Patines—. Por tanto, hablemos pendejadas todos o rompamos la baraja, como expresaba don Juan, a quien nunca permitieron repartir las cartas y cuando tuvo el mazo en las manos se lo arrebataron a los siete meses, entre otras cosas, por buenón y no conocer la teruvela nacional. Lea y opine mi querídisimo Magino: si usted, en un momento dado, contrae la polidipsia, no se alegre mucho por eso y no crea que va a curarse recurriendo a la revesa, ya que la obduración lo pondrá en un camino en el cual Velazquito lo potabilizará para convertirlo en el hegemón del sistema. Si le toma tiempo entender eso, recuerde la sabia máxima: “no os desesperéis”.

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