Coctelera

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Maginito querido, ¡qué lejos están los días en que el paludismo prácticamente desapareció de la geografía nacional. Ahora se anuncia que un «brote» palúdico ha sido detectado en el Distrito Nacional. Se cita la ocurrencia de unos quince casos de la enfermedad. Hace años, muchos años, la dictadura de Rafael L. Trujillo emprendió una lucha contra el paludismo, especialmente en San Cristóbal, que era el foco más conocido del mal. Se le dio con banda a la enfermedad y con más banda, todavía, a los criaderos de mosquitos en todo el país. Se aprovechó el «aralén» para tratar a los enfermos, más directo, más fuerte y menos riesgoso que la quinina tan conocida por los dominicanos de los decenios del 30 y del 40. Pero eso no fue todo. Vino el «Punto Cuarto», de los Estados Unidos, y se creó el Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria, establecido en la avenida Duarte, entonces José Trujillo Valdez, casi frente a la Escuela Normal.

Si usted no cree en la efectividad que prestó ese servicio, pues pregúntele a Erasmo Cáfaro (Niní), sí a ese mismo eterno joven de la bella y melodiosa voz, quien laboraba allí. Ese servicio, como su nombre lo indicaba, erradicó la enfermedad por completo. La democracia cuando vino, sin embargo, encontró cosas más importantes que hacer, sobre todo para olvidar la revisión de los vecinos haitianos cuando entraban al país. Se toleraron los focos de aguas contaminadas, los criaderos del joven Anófeles que pica y pulla. Se toleraron miles de toneladitas de desperdicios que no se recogían por falta de quorum. Las aguas negras se hicieron familiares y a nadie se le dio una pela de chucho por incumplir con sus obligaciones sanitarias. Los propios médicos se encuentran muy atareados en la búsqueda del «éxito» de sus huelgas reivindicativas.

Las autoridades sanitarias no han tenido ocasión de fajarse a bajar el lomo y las migratorias, durante años y años, no han perdido su tiempo en ocuparse de revisar a quienes vienen desde el extranjero, pues dicho tiempo tienen que ocuparlo en macuteos de distintas clases. Hoy, Maginito, gritamos que el paludismo nos ataca. Poco nos pasa por sinvergüenzas, por descuidados, por puercos. Deberíamos estar bien amarillos por dentro y por fuera, para ver si así escarmentamos…

Magino, en este bello y acogedor paisote, cualquiera sufre de alferecía, aguanta convulsiones y treinta mil firmas más. Ahora se lee eso de que hay quienes aseguran que el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), se convertirá en «auditor» de los gastos gubernamentales. ¡Carajo! Hay que ser cara dura, pero muy cara dura, para hablar de esa vaina. Y qué de las cuchumil comisiones que se designaban en los gobiernos del PRSC para investigar cosas, cositas y cosotas. Por ejemplo, la posesión de tierras del Estado en manos de particulares y la venta de parcelas a la hora de recoger los bates. Y qué del  grado  a grado. No joda, Maginito, cúrese su propio paludismo y después trate de ayudar a los demás. Pero no me venga ahora con los escrúpulos de la señora aquella que era superlimpia, pero escupía la manteca para freír y darse cuenta si la misma ya estaba «a punto»…

El Palacio de Justicia que se construye en el Centro de los Héroes será la mejor edificación o una de las mejores del continente. ¡Formidable! Lo importante, ahora, es que la materia prima que le metan para hacer justicia vaya acorde con la costosísima instalación. Que todo se haga bien, no por la derecha, como gusta decir a algunos, pues haciendo las cosas por la derecha, durante centurias, nos hemos metido en más vainas que el carajo, sin dar un virajito a la izquierda…   Angel Lokward será carpetoso, como dicen algunos. Pero hay que escucharlo. El dirigente político y brillante intelectual asegura que la facturación energética debió bajar un veinte por ciento en octubre y noviembre, debido a las reducciones en la prima del dólar y a los precios del petróleo. !Sí, carajo! A simple vista, Angel tiene toda la razón. Pero cuanto ocurrió fue todo lo contrario. La facturación subió y subió y se habla de elevarla en un treinta por ciento más a los consumidores de más de mil kilovatios al mes. Si todo eso pasa cuando la prima del dólar desciende y también los precios del petróleo, qué diablos ocurrirá cuando la bendita esa de la prima suba y los valores del petróleo vayan en ascenso. ¡Joderse o no haber nacido! La verdad del caso es que aquí es encuérate si hay ropa y encuérate si no la hay. Verdad, señor Lockward.

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