Coctelera

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Muy buenas, querido Magino. Por favor, no quiera linchar a doña Elena Brineman, por las críticas que haya podido hacer al sistema educativo dominicano. Ella, sencillamente, se refirió a un estudio sobre la situación, hecho por los dominicanísimos Instituto Tecnológico de Santo Domingo y Universidad Católica Madre y Maestra.

No me vengan con la vaina esa de la intervención de un funcionario extranjero en asuntos dominicanos. ¿Usted busca dinero en fuentes extranjeras y después no quiere que lo fiscalicen? No me fuña la pista. Lo lamentable es que también usted no se prepare debidamente, para recordarle a doña Elena las fallas del sistema de educación pública estadounidense y de un exvicepresidente de su país que no sabía escribir correctamente la palabra papa en su idioma natal. Por lo demás, déjese de payasadas…  Y ya que se habla de educación, mi querido Magino, vamos a transcribirle, para su conocimiento o para refrescarle la memoria el texto de la circular 1273, del primero de febrero de 1932, enviada por el Presidente de la República al Superintendente General de Enseñanza, tratándole el tema del “exceso de días sin trabajo en el año escolar” y anexándole la “hoja de cálculos” en que se basó la cuestión. Lea…” 1.- Uno de los inconvenientes que se oponen, tengo entendido, a que los alumnos rindan una buena labor anual, es la falta de tiempo suficiente para agotar todas las materias del programa de estudios. 2.- Es evidente que en el año escolar hay tantos días laborables como festivos. En efecto, de los 365 días del año común, sólo trabaja el alumno 182 días, dejando de trabajar 183, según el cálculo anexo. 3.- Esta Presidencia, interesada en que se destine más tiempo al trabajo escolar, se permite sugerir por su órgano, al Honorable Consejo de Educación, la reforma de la ordenanza en que se declara día no laborable el sábado, para que se habilite nuevamente ese día, hasta las 12m. como se hacía anteriormente. También podría reducirse a dos meses el período de vacaciones, fijando para el 15 de septiembre la reapertura de las clases, medida conveniente si se tiene en cuenta que los diez o quince primeros días el año lectivo se emplean en labores de inscripción y de clasificación”…  La “hoja de cálculos” anexa, mi querido Magino, presentaba como días de asueto para los estudiantes: 52 sábados, 52 domingos; cuatro, del primero al siete de enero, excluyendo sábado y domingo; el 25 de febrero, Día de la Escuela; 26 y 27 de febrero; Semana Santa 5 (de lunes a viernes); Corpus Christi; 3 de julio, duelo nacional; 12 de julio, día de la desocupación militar; 56 días por dos meses y medio de vacaciones (excluye sábados y domingos); 12 de octubre; vacaciones del 24 al 31 de diciembre (excluye sábados y domingos). Para no olvidarlo, la circular terminaba con la leyenda “Dios, Patria y Libertad” y estaba firmada por Rafael L. Trujillo. Iba dirigida nada menos que al eximio don Pedro Henríquez Ureña. Saque usted, Magino, sus propias conclusiones…  Me dicen, mi querido Magino, que el Banco de Reservas, del Estado, tiene un proyecto de abrir una sucursal o una oficina o qué sé yo en Puerto Príncipe, Haití. Si eso es verdad, ni modo, viejo vagabundón, a felicitar al Reservas por tener visión. Ya el Banco Popular, hace años, abrió una en Nueva York y miren que ése fue un gran palo por inteligente y bien calculado. Tarde o temprano, gústenos o no nos guste, las relaciones intensivas, comerciales, entre Haití y Dominicana, no las para nadie. Tener un banco dominicano por allá es algo muy oportuno. Cabe suponer, viejo Magino, que se necesitará mucha buena cabeza, pues esa sucursal tendrá que ser dirigida por criollitos, con personal haitiano especializado. Ojalá que eso cristalice bien pronto y no dude usted que en el futuro una sucursal de un banco haitiano en Dominicana no la para nadie. Por más que griten los anti-haitianos de allá y de aquí. La era de la globalización no es una pendejadita y la realidad geográfica tampoco. Buen fin de semana.

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