Coctelera

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Bien, Maginito, ya el presidente Leonel Fernández regresó. Ahora, ni modo, a bajar el lomo con los líos que ha encontrado. Que no son pocos. Ni tan chiquitos como dicen los gobiernistas ni tan grandotes como los señalan los opositores…

Vemos, caro viejo, que Antonio Marte tiene que simpatizar, necesariamente, con los Leones del Caracas en Venezuela, los Leones del Ponce en Puerto Rico, los Leones del Escogido en República Dominicana y con seguridad gustaba de los Leones del Habana cuando Cuba jugaba béisbol profesional. Eso así, amigo Magino, porque Antonio Marte es un auténtico león. Al menos, cuando ruge. Ahora mismo quiere su reunión con el síndico Roberto Salcedo para “tratar” la vaina esa de la ocupación del área verde del 9 de la Duarte. Pero necesita que le avalen un préstamo por diez milloncitos. Así, Magino, habla cualquiera. Pero a lo mejor aparecen por aquí nalgas flojas que tratan de darle el aval, es decir, darle el dinerito, pues con los precedentes que hay en el Reservas, avala que algo se te pega…

Maginito, por aquí está un señor que responde al nombre de Pierce Denis. Ha sido contratado por el gobierno para restaurar la histórica Fortaleza San Luis, del Santiago que vio nacer a Rhadamés. El señor Denis no es un maní. Fíjese lo que dijo: “La gente aquí piensa en comida, lo que tiene es hambre”. ¿Que cree usted, viejo Magino? ¿Habló mentira, el señor Denis? No me venga con cuentos de caminos, que a un señor que no haya visto “a Linda” a las cinco de la tarde, no puede usted hablarle pendejadas de museos o casas coloniales. Ese señor, con el estómago vacío, se come hasta la estatua de Enriquillo…

Pero el amigo Denis no se queda ahí. Suelta otro torpedito: “El Estado carece de una política para preservar los monumentos históricos. Mientras en otras partes preservan casas de apenas sesenta años, aquí disfrutan destruyendo las victorianas”. Más claro, ¡ni el agua!, pero eso no es todito. Dice don Denis que en Nueva York, París y Londres se construyen parqueos soterrados de tres pisos hacia abajo y que él considera que este país, ahora mismo, carece de recursos para meterse en eso, “donde tanta gente se muere de hambre”. ¡Sopla con el arqueólogo canadiense! ¡Y suerte que no le preguntaron por el Metro! …

Maginito, el irrespeto es total. Ni siquiera la privacidad del hogar es respetada. Por ejemplo, en las proximidades del Jardín Botánico vive un señor que, porque sí, porque le viene en ganas, coloca a todo dar un tocadiscos y la bulla que produce ese aparato tiene a vecinos a tomar las de vete y no te menees. ¿No es eso un abuso, un atropello? ¡Y después había gente que se quejaba cuando José Aníbal Sanz Jiminían, entonces subjefe de la policía, le cayó arriba a los cabronazos esos que enloquecen con la música a todo dar! …

El expresidente Hipólito Mejía quiere que indaguen todo lo relacionado con los invernaderos durante su administración, pues que indaguen y no jodan tanto con eso, con declaraciones para periódicos y nananina después…

La Marina de Guerra, mi viejo querido, ha desmantelado nueve “fábricas” de botes y yolas para viajar a Puerto Rico. ¡Qué gente más malita! Cerrando fuentes de empleos en un país obligado a la vagancia. ¿Por qué no mejor tomar naves de la Marina para transportar muchachones a Puerto Rico y dejarlos cerca de las costas de por allá? Que entren o no entren los criollitos que se van, es asunto de los gringos. Pero, ¿por qué hacer desde aquí el trabajo a los norteamericanos? ¡Que se fajen ellos!….

Buen paso de avance el dado por el PRSC al aprobar sus estatutos. Van mejor que con los estatutos viejos, que deseaban mantener algunos camajanes que decían que deseaban los nuevos, pero de la boca hacia afuera. Ahora viene la convención de mayo. Veremos como sale esa vaina, pero la verdad es que se necesita un PRSC unido, que pueda hacer oposición de calidad. Por cierto, Maginito, don Amable, el de la Liga, propuso más vicepresidentes que el carajo, estatutariamente, y la cosuanita se le aprobó. La verdad es que tener 25 vicepresidentes no es un chelito. Suerte que esa pendejadita es honorífica, al menos hasta que se está en la oposición.

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