Coctelera

Coctelera

Mi muy querido Magino,  usted puede apostar peso a cabo de túbano, a que el presidente Leonel Fernández era ayer el hombre más feliz del planeta. Y no era para menos. Mire viejo charlatán, hay que dejar la pasión de lado, y dar al César lo que es del César.

El presidente de la República Dominicana se manejó como todo un experto en la conducción de la reunión del Grupo de Río, con asistencia de jefes de Estado, vicepresidentes, cancilleres y demás yerbas. Y esa cosita no era fácil de manejar, pues todos los presentes iban a referirse a los líos de Ecuador, Colombia y Venezuela, con una propinita para Nicaragua. No constituía un secreto el hecho de que el presidente Fernández hacía gestiones para juntar a los mandatarios Alvaro Uribe, de Colombia; Rafael Correa, de Ecuador, y Hugo Chávez, de Venezuela. Eso no era facilito…

Uribe y Correa  se dijeron muchas cositas. El nica Daniel Ortega se invitó al baile. Pero debe decirse que Chávez, famoso como boquita azucarada, si bien dijo lo que tenía que decir, se mostró un tanto conciliador al considerar que la reunión del Grupo de Río abriría un debate. Fernández se manejó con destreza y supo aprovechar la distensión que creaban distintos mandatarios con sus pronunciamientos. En horas de la tarde, cuando se acercaba la hora del out 27, el presidente Fernández, con marcada habilidad, hizo una especie de recuento, destacando que existían grandes posibilidades de un arreglo amistoso entre Colombia, Ecuador y Venezuela. Aquí fue cuando sugirió a los presidentes de esos países que se confundieran en un abrazo. Vinieron los aplausos y todo se convirtió en una especie de chercha. Uribe saludó a Correa y éste tenía cara de pocos amigos, pese a que el auditorio estaba consciente de que la soberanía ecuatoriana había sido vulnerada por sus vecinos colombianos. Chávez reía a todo dar, cuando Uribe se le acercó con palabras amables, y le estrechó en un fuerte abrazo. Ya no le llevarán a la Corte de La Haya. Daniel Ortega tomó el micrófono para dirigirse a Uribe, sin haber notado que el colombiano le tiraba el brazo sobre su hombro. Hubo cuchicheos, gritos de júbilo y Ortega le voceó a Uribe: “presidente, doy máquina hacia atrás”. Es decir, retiraba su decisión de romper relaciones con Colombia. Mientras tanto, Leonel recibía felicitaciones de sus colegas y de los cancilleres. ¡Había sido el gran ganador de la tarde!

Publicaciones Relacionadas