Coctelera

Coctelera

”El doctor  José Joaquín Puello juzga las encuestas como si se tratara de un hemograma, que puede cambiar de un día para otro. Lo que no tocó el culebro galeno es el porcentaje de encuestados que deben practicarse el VDRL”. Farmacia Mella…

Magino,  en los últimos días ha sido tema obligado de conversación el cambio operado en Cuba con el ascenso definitivo de Raúl Castro a la presidencia en lugar de su hermano Fidel. Un viejo amigo me pidió que le dijera, por esta columna, si la enemistad del dictador Rafael L. Trujillo y Fidel se originó porque el hombre-fuerte dominicano dio asilo a su colega Fulgencio Batista. Eso no es cierto. Fidel siempre fue opuesto a Trujillo e inclusive tomó el fusil cuando un ejército se entrenaba en Cayo Confite, para combatir el régimen criollo…Mire, don Magino,  Trujillo no tenía conocimiento de que Batista y su camarilla se refugiarían aquí después de ser derrotados por el movimiento armado comandado por Castro. A Trujillo se le llamó desde la base aérea de San Isidro, para comunicarle la llegada de una aeronave cubana que traía a bordo al fugitivo Batista y gente de su depuesto gobierno. El dictador dominicano montó en cólera y cuando se comunicó con Batista le calificó de cobarde y le recomendó que volviera a Cuba y muriera como un hombre…A Trujillo  le causaba mucha preocupación el hecho de que Batista huyera y dejara en La Habana a los coroneles Johnny Abbes García, jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y Ferrer López Guzmán, experto mecánico, quienes habían llevado armas para el ejército batistiano, y a un oriental conocido como «El Chinito», experto en  explosivos. Esos dos oficiales pudieron escapar  en una avioneta contratada por el cónsul en Miami,  coronel Augusto Ferrando. Sin confirmación oficial me dijeron una vez que en la avioneta también viajó el coronel Antonio Álvarez Albizu, quien había ido a La Habana para reemplazar como agregado militar al contralmirante Frank Amiama Castillo…El embajador  dominicano en Cuba, Porfirio Rubirosa, tampoco tuvo conocimiento previo de la fuga de Batista y sus canchanchanes. Trujillo, aunque jamás sintió simpatía alguna por Batista, le permitió quedarse en el país, aunque siempre se comentó que el cubano tuvo que pagar un costoso peaje. En una ocasión,  y aprovechando que Trujillo se encontraba en Santiago, el coronel Abbes García ordenó a sus agentes del SIM que hicieran preso a Batista y le llevaran, desnudo, a la Torre del Homenaje en la entonces Fortaleza Ozama. Avisado Trujillo de lo que ocurría, ordenó la  libertad de Batista, quien poco  después se marchó a la isla de Madeira, Portugal. En cuanto a “El Chinito” misterioso, se dijo que fue detenido en Rancho Boyeros, trasladado a la fortaleza La Cabaña, donde se le instrumentó un juicio sumario y le rompieron el silibín.

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