Coctelera

Coctelera

¿Se fijó usted, querido Magino, qué duro bajó el presidente argentino, Néstor Kirchner, al anunciar que su país reanudaría su programa nuclear, con una inversión de 3,500 millones de dólares? Desde luego, se encargó de aclarar que es un uso de la tecnología nuclear “para la paz”. De todos modos, le apuesto peso a cabo de túbano que el “hermano mayor” se quejará por el trabajito argentino.

Pero Argentina es grandecita y hay que tratarla con cariño… Todo hace pensar, mi querido Magino, que el contrato entre el Estado y The Sun Land Group (TSLG) aún cuando no se ejecute, le costará unos chelitos al país. Ese es el dichoso contrato por 132 millones de dólares para equipar la Policía. Mire, Maginito, el Gobierno y TSLG suscribieron el contrato de marras y dos secretarios de Estado recibieron poderes, previamente, para la firma por parte del Poder Ejecutivo. Es decir, viejo cuentista, que el Gobierno sí estuvo de acuerdito con la empresa “extranjera”. Parece que el jefe de Estado, después que el Congreso aprobó el contrato en la reunión que usted sabe, la mismita en que tiraron a Pedro en el pozo, decidió “devolverlo” por las serias críticas que se hacían al instrumento desde distintas áreas. El Congreso volvió a soltárselo al Ejecutivo, y ahora vendrán las vainitas… Sucede que los negociadores del préstamo fueron paseados por la gente de TSLG, pues éstos previeron la situación que puede generarse y se cubrieron admirablemente. Los vendedores de computadoras carísimas lograron que se incluyera una disposición que establece que si el cuarto se llena de agua y el contrato no se ejecuta, TSGL “tendrá el derecho a ser reembolsada por los gastos de bolsillo, incluyendo viajes, trabajos realizados o productos entregados así como todos los gastos incurridos en la tramitación y obtención de este acuerdo”. ¿Se ha dado usted cuenta, Maginito, de las cosas que encierra esta vainita. ¿Cuáles son los gastos de bolsillo? Mire, viejo verde, se pueden incluir hasta los que van a parar a distintos bolsillos. Ojalá, viejo verde, que esta pendejada no le salga por un ojo de la cara al país, aunque tampoco dude usted que se renegocie pues la Policía, según algunos, hay que equiparla…q Si usted quiere una prueba de que estamos medio locos, póngase a pensar que el Congreso se aboque dizque a dictar una ley que traslade al Licey o al Escogido a la provincia de Santo Domingo. ¿Y qué carajo de calidad tiene el Congreso para fijar la sede a una empresa privada? ¿Acaso podría el Congreso establecer que el Supermercado “Especula que Algo Queda” se traslade de la capital a una provincia del interior ¿Acaso se olvidó, ya, que el Congreso dictó una ley otorgando una franquicia beisbolera a Puerto Plata y nada ha pasado allí? Ahora bien, Maginito todos sabemos la importancia de la provincia de Santo Domingo, su población, su pujanza. Ojalá se le construya un estadio. Y ojalá que se pueda conseguir una franquicia beisbolera para esa ciudad. Desde luego, habría que ampliar el número de los equipos profesionales de béisbol, llevándolos posiblemente a ocho, lo que también abriría la posibilidad del establecimiento de dos circuitos. Esto conllevaría, Maginito, a estudios de factibilidad económica, pues el costo de un conjunto ya es una cuestión de millones de dólares al año. En cuanto a un cambio de sede de Licey o Escogido, eso sería un asunto de que le saliera de los timbales a los eternos rivales. Maginito, ahora que se habla de esta cosuanita, me viene a la mente el recuerdo del entrañable amigo Ramón Imbert Rainieri (Moncho) quien fuera presidente de los Leones. Moncho me decía, hace unos cuarenta años, que si algún día se expandía la Liga, a él le gustaría tener un equipo en ¡Los Mina! Moncho tenía visión a larga distancia…¿q Ley seca? ¿Y sabe usted el aguardiente que se puede beber hasta las doce de la noche?

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