Coctelera

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Alfonso Canto Dinzey fue un dominicano que, siempre honró a su país. Muy joven se fue al exilio y no regresó hasta erradicada la dictadura de Rafael E. Trujillo, que combatió todo el tiempo. Tuvo una limpia trayectoria en las filas del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y como senador defendió las mejores causas de la nación. Fue un excelente director del Instituto Nacional del Azúcar y a sus esfuerzos se debe, en gran medida, que se concluyera, debidamente, la construcción del edificio para ese organismo, en la Churchill, abandonado a medio palo en una «administración anterior». Canto Dinzey era miembro de una distinguida familia nativa de San Pedro de Macorís, familia que se ha distinguido en las actividades empresariales y profesionales. Alfonso, elegante en el vestir, de hablar pausado, cultivó amistades por su hombría de bien y su simpatía personal. Se encontraba retirado de la vida pública desde hace algunos años y estaba prácticamente ciego. Ayer sus restos fueron sepultados en la Sultana del Este que le vio nacer. ¡Paz a los restos de un querido amigo!.   «El Partido Revolucionario Socialcristiano y el PRD rechazan que el período de Leonel se extienda a seis años. Leonel también lo rechaza». Farmacia Mella…. Y ya que se menciona a Leonel, había que ver en la televisión la «sonrisa» del mandatario cuando a un estudiante universitario de Puerto Plata se le ocurrió llamarle «papá Leonel». Sin duda alguna, Magino, somos hacedores de monstruos. La suerte es que el presidente sabe lo que significa esa pésima chulería y no se deja envanecer por la misma. Pero, de todos modos, el canchanchanismo oficialista se dio gusto pasando por la televisión la desagradable escena….  ¿Qué tendremos que hacer para enfrentar el dengue y para acabar con los mosquitos? ¿Llamar a Niní Cáfaro y pedirle que deje el canto por un tiempecito y vuelva, a tiempo completo, a Malariología, en la Duarte? Mire, Maginito, lo primero que se debe hacer es ponerle punto final al silencio y admitir que hay dengue por pi’pá. Si en un hospital o clínica mueren doce personas por dengue, carajo, ¿no es señal de epidemia? Las autoridades pueden prever la situación. Los mosquitos que producen la terrible enfermedad, como el béisbol, operan «por temporadas». Pero es que aquí, todo cuesta más trabajo que el carajo. ¿No se puede fumigar a tiempo, por no decir fumigar de manera permanente? ¿No se pueden hacer campañas educativas todo el tiempo, sobre todo para enseñarle a alguna gente a no ser tan puerca?… Hace unos días leí algo relacionado con los «divorcios al vapor», ponderando las «facilidades» que tienen astros del cine, del arte popular, para separarse, «legalmente» en el país. Mire, Maginito, esa es una de las grandes vergüenzas nacionales y muchas sentencias dictadas por jueces criollitos, especialmente sureños, son reconocidas en cortes norteamericanas. Los «divorcios al vapor» fueron autorizados allá por los años 70 del pasado siglo, en un tremendo show de la administración Balaguer. Un funcionario balaguerista trajo la idea desde el exterior y llegó a decir que los «divorcios al vapor» producirían al país más divisas, más monedas duras, que las exportaciones de azúcar. El Congreso Nacional, siempre dispuesto a hacer de las suyas, pero en ese entonces obediente al Doctor, aprobó el malhadado proyecto, pese a los gritos y censuras de la Iglesia Católica, de la prensa y de grupos profesionales. El inefable Doctor «observó» la ley y la devolvió al Congreso. Pero éste, en un acto de «independencia» la remitió de nuevo al Ejecutivo, y el Doctor, «obediente a la Constitución», la promulgó. Sería interesante saber cuantos dólares han ingresado al país por la vagabundería esa…  Prohibir la llamada «feria de las necesidades» no es más que una muestra de intolerancia gubernamental. La original idea pudo pasar sin pena ni gloria, pero su prohibición le da vida. ¿Y qué de malo tiene que se digan las necesidades de esta sociedad? ¿Es falto que se necesitan, escuelas, carreteras, reparación de calles y muchísimas firmas más? Decir eso no es responsabilidad al gobierno por las mismas. Puede que al gobierno sea un tanto tímido para corregir fallas que vienen desde hace más años que el carajo, pero no es verdad que éste ni ningún otro régimen podrá resolver, en un par de años, problemas que nos afligen desde la colonia. Pero la hipersensibilidad de algunas áreas oficiales es la del carajo y no se les puede tocar ni con el pétalo de una flor. Como si la basura, por el hecho de enconderla, deja de ser basura. Amén.

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