¿Qué no concederían el préstamo para que se pague el “sueldo 13” a los empleados de los cabildos del país? ¿Qué los Ayuntamientos tienen que hacer su propia provisión de fondos para pagar ese “sueldo 13”? Mire, Maginito, apueste lo que le venga en ganas a que ese préstamo lo concede el estatal Banco de Reservas, banco que, dicho sea de pasada, hace un negocio redondo, pues cobra el doce por ciento de interés anual sobre ese crédito y el dinero para pagar las cuotas viene ya descontado por la Tesorería Nacional? En relación a esa situación de los cabildos y sus empleados, el secretario Vicente Bengoa podrá tener razón en cuanto a teoría se refiere. Pero la realidad es otra cosa, aunque joda el Fondo Monetario Internacional, aunque todos los créditos públicos tengan que pasar por Finanzas…  Mi querido Magino, ahora sabemos de fuente oficial que el FMI, al iniciarse este período de gobierno, “obligó” al Gobierno a asumir las deudas que existían con los cabildos, especialmente en el Distrito Nacional, con las compañías encargadas de recoger los desperdicios de la ciudad. Dígame una cosa, Maginito, a qué “obliga” el FMI al gobierno de Cuba en materia de endeudamiento externo? Por eso quieren romperle la santabárbara al doctor Fidel Castro Ruz…   El doctor Pablo Zenón Nadal Salas fue un grande hombre. Abogado de profesión, se especializó en derecho laboral y era un preocupado, todo el tiempo, por el mejoramiento de la seguridad social. Conocí a Pablito cuando ambos estudiábamos en el Colegio Dominicano De La Salle, entonces instalado en la vieja casona colonial situada entre las calles Arzobispo Meriño, Padre Billini y Hostos, de esta capital. Pablito era un muchacho un tanto retraído, que no gustaba de jugar béisbol o baloncesto durante los recreos. Prefería sentarse en los largos bancos de concreto que rodeaban el patio del colegio, a leer un libro de estudios o sencillamente, a esperar el toque de campana o el pito que anunciaba el retorno a clases. Mantuvimos nuestra amistad a través de los años y aun cuando diferíamos en muchas de nuestras ideas, supimos mantener un gran respeto mutuo. Pablito era un profesional muy bien cotizado, asesor de numerosas empresas y empresarios. Mucho lamenté su sorpresiva muerte, pues el país ha perdido a un gran servidor. Mi más sentido pésame a su esposa Miriam, a sus hijos y demás familiares…   Creo caro Magino que la República Dominicana carece de oportunidades para ganar un escaño en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Como se ven las cosas, nadie le quita ese lugar a Venezuela ¡y viva el petróleo a precios caros!. Me da la impresión que lo más lógico sería que el presidente Leonel Fernández, cuando se entreviste hoy en La Habana con el presidente venezolano Hugo Chávez, negocie el asunto del voto. Así como suena, que lo negocie, pues eso es lo que han hecho siempre los países del mundo aunque después se revistan de cierta hipocresía. Dominicana daría su voto por Venezuela, a cambio de asuntos que le beneficien. Además, y eso es innegable, Chávez se ha portado muy bien con Dominicana en materia petrolera, aun cuando la deuda que queda al país, con petróleo a los precios actuales, deja excelentes resultados futuros para el gobierno sudamericano…q Me dicen que hay cuchumil aspirantes a miembros de la Junta Central Electoral (JCE). Hay que aceptar la “vocación de servicio” de muchos de los dominicanos que envían ellos mismos sus datos personales al Senado. Como los que son recomendados por distintos organismos y los que, sencillamente efectúan cabildeos. Pero no se olvide que también los hay que aspiran ir a la JCE pues estar allí no es una pendejadita: sueldos de lujo que no son fiscalizados por la Tesorería ni por organismo alguno; dietas muy buenas, viajes al extranjero por pipá con excelentes viáticos, lujosos automóviles, chofer, un alto oficial militar y varios “bajitos” a manera de guardaespaldas. ¡Quien pide más es un gandío!…. A Geomar García le prometo, a lo mejor para mañana, detalles desconocidos de aquel incidente en el Olímpico, en el cual un oficial policial golpeó a monseñor Agripino Núñez Collado.