Coctelera

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Me imagino,  mi querido Magino, que el presidente Leonel Fernández y el secretario de Obras Públicas Víctor Díaz Rúa, se cansaron de esperar que la Concesionaria Dominicana de Autopistas y Carreteras (CODACSA) resolviera los problemas encontrados para terminar la carretera que se le dió en concesión a cambio de un jugoso peaje por treinta años. Díaz Rúa ha dado el frente a la situación y ha dicho que no permitirá que CODACSA siga el cobro de peaje en la carretera Santo Domingo-La Romana….

El secretario  Díaz Rúa presentó unos números escalofriantes: Obras Públicas ha pagado 411 millones de pesos a CODACSA y ésta, por peaje, ha cobrado 1,156 millones, totalizando 1,567 millones. El funcionario manifestó que CODACSA solo ha invertido 123 millones de los 1,567 recibidos. Y asegura que la “constructora” engañó al Senado, que le aprobó una concesión de más de dos mil millones pero que lo convirtieron en cuatro mil. Una vez desde CODACSA se comentó que ellos tenían treinta años para cobrar peaje y hacer la carretera. Y dígame una cosa, Magino, ¿a quién carajo se le ocurriría esperar treinta años para que le construyan la vía?…

Quien toma  la concesión para hacer una carretera, sabe mejor que nadie que la carretera se mantiene con el cobro de peajes por un tiempo determinado, pero nunca jamás se usa el dinero producido por el peaje para construir la vía. Se tiene entendido que el financista busca el dinero, construye, y con el peaje, que se recibe por un tiempo fijado de común acuerdo entre las partes, se cubre la deuda y se da mantenimiento a la carretera. Pero ¿a qué boludo se le puede ocurrir que un pueblo esperará veinte años por una carretera?…

El secretario  Díaz Rúa reiteró que el contrato con CODACSA es una estafa y que el Estado no tiene temor alguno a cualquier demanda que haga la empresa en una corte de arbitraje en París. Inclusive, expresó que ya el Estado tiene los abogados que llevarán la voz cantante en su defensa. Díaz Rúa tiene que comprender que en este caso la mejor parte no la lleva quien habla más duro, sino más claro.

Por ejemplo, Díaz Rúa tiene que saber que CODACSA tuvo aprobado un financiamiento de una corporación extranjera al firmar el primer contrato, pero cuando esa gente vio al segundo, ¡adiós Lola, si te ví no me acuerdo! Si tenemos que ir a una corte de arbitraje, ojalá contar con la protección legal necesaria y la asesoría requerida. Recuerde las vainas que nos han echado. ¿O se olvidó usted del técnico alemán defensor de la CDE que murió hace años en el incendio de la habitación de un hotel de Nueva York, incendio producido por un cigarrillo que cayó, encendido, sobre la alfombra. Pero el técnico jamás fumó.

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