Coctelera

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Muy buenos días  tenga usted, mi querido Magino. Y extiendo esos deseos a todos sus seres queridos. Después de esos saludos tan cordiales, ¡fuego a la lata!…

De excelente  puede calificarse la comparecencia de Juan Hubieres, el martes en la noche, en el programa que produce y dirige Guido Gómez Mazara por el canal 45. Como bien usted lo sabe, Hubieres es el comandante en jefe de Fenatrano, una poderosa organización de transporte que opera a nivel nacional. Para comenzar, viejo vagabundón, Hubieres no anduvo por las ramas para denunciar la corrupción que genera la forma en que se aplica el subsidio al gasoil destinado a los vehículos del transporte de pasajeros, subsidio que no es cosuanita despreciable pues llega a los treintaidos pesos por galón…

Hubieres,  mi querido Magino, destacó que el gobierno concede exoneraciones al gasoil utilizado por grandes empresas industriales y comerciales. Manifestó que al Central Romana se le exoneran tres millones de galones y a la cementera de San Pedro de Macorís la cantidad de un millón de galones. El empresario-sindicalista también dijo que sería oportuno que el gobierno publicara la lista completa de las exoneraciones al gasoil utilizado por muchas empresas y dijo que, entre otras, se cuentan Industrias San Miguel, la Cervecería Nacional Dominicana, Compañía Embotelladora, Punta Cana y Progreso Limón. Hubieres, con sobrada razón, se refirió a las críticas que se formulan a las organizaciones del transporte por la concesión de un subsidio al gasoil y se silencia, en cambio, que las grandes exenciones de ese combustible se otorgan a distintas empresas y a contratistas. Manifestó que a una firma de contratistas se le han adjudicado unos siete millones de galones exonerados de impuestos…

Es muy cierto,  mi querido Magino, que los subsidios se prestan a la corrupción. Por más que le hablen de la focalización de los subsidios, no caiga en gancho, buen charlatán. Fíjese usted que nada menos que Antonio Marte, otro zar del transporte de pasajeros, confirma la existencia de «anomalías» en el suministro del gasoil subsidiado. Marte, quien tiene que conocer todo cuanto se relaciona con el transporte de pasajeros, habla de que a una bomba de Baní le vendieron 10,000 galones de gasoil. Igual cantidad fue a dar en La Romana. No soy opuesto a que se subsidie el gasoil para evitar el alza en el costo de los pasajes, pero sí creo indispensable que se busquen medios para impedir hasta donde sea posible, que el combustible sea desviado de sus objetivos. Y nadie mejor que los propios transportistas, si actúan de buena fe, pueden contribuir a ese logro.

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