Coctelera

Coctelera

“La funda  de cemento cuesta 300 cocos. Hace treinta años costaba RD$1.15, es decir, el aumento es de 285 pesuanos. ¡Y después dicen que no progresamos!”…

Tenga usted  muy buen día, mi querido Magino. Cuento para decirle que en las últimas jornadas he escuchado muchos comentarios en contra de la delegación deportiva que nos representa en los espectaculares Juegos Olímpicos que deslumbran al mundo desde Beijing. Creo que se es muy injusto cuando se denosta a nuestros atletas. Eso no significa, sin embargo, que se juzgue de extraordinario el trabajo en conjunto de los criollitos. Los Juegos Olímpicos constituyen la más alta expresión deportiva y, por tanto, por sus pistas, canchas, cuadriláteros y albercas desfilan los mejores deportistas del orbe, en busca de una presea para su honor personal y honra del país  representado…

Pero,  ¿se ha preguntado alguna vez cuánto cuesta preparar un atleta de alta competición? El Coctelero y su esposa siempre han estado orgullosos de haber contado en su hogar con un hijo que fue un atleta fuera de serie, conquistador de innumerables triunfos internacionales y nacionales. Esas victorias no se produjeron por generación espontánea. Fueron el producto de entrenamientos metódicos y de sacrificios en todos los órdenes. Recuerdo que, en ocasiones, al concluir una jornada de entrenamiento de seis horas, cuando se le pedía ir a descansar, lo hacía después de regalar cien cuicas. Sus sacrificios lo menos que le costaron fue un tremendo retraso en su carrera profesional…

Nuestros atletas,  en sentido general, proceden de hogares humildes y, por tanto, necesitan el auxilio del Estado. Nuestras organizaciones deportivas carecen de  recursos propios y por eso tienen que ser sostenidas por el oficialismo. Me molesta que, en ocasiones, se encuentren dificultades para obtener fondos que se dediquen al fomento de la educación física, que debe ser la base del desarrollo de cualquier actividad atlética, así como también que existan diferencias entre los dirigentes, algo que traba la buena marcha de los programas…

Nuestro país   dispone de muy limitados recursos económicos para el fomento deportivo y por eso es sorprendente que un boxeador surgido de un arrabal cruce mares y llegue a Beijing para lograr una medalla. A los últimos gobiernos que hemos tenido no se les ha apretado el pecho para ir en auxilio del deporte de élite. Y eso no está mal. Pero creo que en vez de ácidas críticas, lo que necesita el movimiento deportivo es que la sociedad se incorpore al mismo. ¿Qué repitamos lo de Cuba? No se olvide, Magino, que la educación física y el deporte en general disponen de un presupuesto abierto en la vecina isla.

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