Coctelera

Coctelera

¿Quieren que les digan lugares públicos en que los hoyos en las vías constituyen verdaderas vergüenzas para las autoridades? Aquí va uno: nada menos que en la esquina formada por la San Martín y Ortega y Gassett, por donde cruzan miles y miles de vehículos de motor cada día. La tronera existente allí, desde hace más de un mes, es un atentado contra el ahorro de combustible. Y si me dicen que no hay un chin de asfalto para arreglar esa vaina, vendamos el país —vacío, desde luego—, y a huir Pichulí Manzueta…

Dice el amigo Papi Alvarez Castellanos, el apreciado “Duque del Santo Cerro”, como le bautizó la querida colega Leonora Ramírez que es posible que el origen de la palabra bachata se acomode con Juan Cristian Bach, uno de los hijos del inmortal Juan Sebastián. Si eso es así, no dude usted, Magino, que el vocablo batata venga de “Batman”, cuando éste lo “ata” todo en Ciudad Gótica…

¿Qué se quedaron algunos atletas? ¿Y eso es nuevo? ¡Hasta guardias desertaron en el pasado en delegaciones deportivas y el mundo no se acabó! Ahora bien, no le enfilen los cañones solo a los atletas. ¡Por Dios!…

El procurador general de la República advirtió que no quedará en la impunidad el caso de la expedición de cuchumil pasaportes oficiales, colosal vagabundería en que se involucra a regidores de todos los colores. Eso que dijo un regidor perredeísta, de que para hacer justicia en este caso, se necesitará un estadio de béisbol para usarlo como cárcel no es mala idea, aún cuando se interprete el asunto en sentido contrario al usado por el regidor. Si es necesario un estadio de béisbol para sancionar esta vagabundería, pues que venga el estadio de béisbol. Es más, por La Barranquita, en Santiago, debe haber terrenos e instalaciones que no se usan y menos se mantienen por desidia gubernamental y privada. Y hasta en Mao para los Juegos Nacionales de allí se construyó un parque de béisbol disponiendo de otro. Llenar cualesquiera de esos recintos de vagabundos falsificadores y aprovechadores sería una satisfacción a la sociedad. Que no se le apriete la caña, Procurador!…

Magino, Magino, no hagamos una tormenta en un vaso de agua por las críticas formuladas por el obispo Antonio Camilo en contra del gobierno. El prelado católico hizo uso legítimo de un derecho que le asiste. Pero déjese de pendejadas al querer descartar al obispo con cuestiones personales. Monseñor Camilo es un hombre serio y siempre se le ha considerado un gran pastor de almas. Hemos visto, viejo vagabundón, cómo obispos católicos, en determinadas épocas y en distintos gobiernos, vierten críticas cuando entienden que es su deber hacerlo. El doctor Balaguer, que tenía los juegos más pesados que el carajo, supo soportarlas con mucha paciencia y el estilo le dio excelente resultado. ¿Qué Hipólito respondía a los obispos con cierta violencia verbal? ¿Y qué? Usted no me negará, viejo verde, que Hipólito aguantó vejiga que eso fue un gusto y no precisamente para él, pues los misiles que le disparó el Cardenal no tuvieron madre…

Maginito querido, sin duda alguna que el pelotero del mes, hasta ahora, es el magistrado Luis Felipe Rodríguez, oficial civil de la decimosegunda circunscripción. Ese magistrado, dirigiéndose a sus superiores jerárquicos de la Junta Central Electoral (JCE) ha soltado torpeditos de todos los calibres para defender que se expidan gratuitamente las actas de nacimientos y otros actos del Estado Civil. Lea lo que dice el magistrado: “…

Hemos planteado la implementación de un programa de buena voluntad para erradicar las declaraciones tardías y adicionalmente considerado prudente que el servicio sea gratuito y que a los Oficiales del Estado Civil se nos asigne sueldos dignos”. ¡Mamacita! ¿Dónde estará Santa Clauss al iniciarse el otoño? Mire, viejito, habrá colegas del doctor Rodríguez que pedirán su cabeza, pero estamos seguros que los magistrados de la JCE tendrán que apoyar las propuestas, primero, porque beneficia a millones de dominicanos, y luego queda la importante cuestión de que ellos no comen del bizcocho que se corta para las fiestecitas económicas de las oficialías. Bien, vale, ¿en qué quedarán Yankees y Boston? Me voy con los Medias Rojas, pues con ellos estoy desde 1946 cuando el entonces Ted Williams ya era dueño de la American League.

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