Coctelera

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Mi querido Magino,  el hecho de que el presidente  Leonel Fernández hablara el miércoles último en Roma, en la conferencia patrocinada por la FAO, reviste gran importancia, no porque el orador fuera el doctor Fernández sino que el auditorio tuvo la oportunidad de escuchar la voz de un jefe de Estado de una nación tercermundista, cargada de problemas, azotada por una deuda externa aparentemente impagable y  hoy  amenazada por el alza constante de los precios de los combustibles y de los alimentos. El presidente Fernández, quien previamente fue honrado al ser designado vicepresidente del cónclave internacional, se convirtió en la voz de los países pobres,  que sufren las consecuencias de cuantas maniobras realizan los ricos para lograr beneficios a cualquier precio. Eso no significa,  que los poderosos   harán caso a sus expresiones…

El presidente Fernández  no desperdició la ocasión y le entró a dos manos a la llamada «comunidad internacional»,  insensible ante el dolor ajeno y siempre con las arcas abiertas para acumular beneficios. El Presidente dominicano dijo que esta comunidad, en la práctica, se reduce a poses ausentes de una real cooperación y solidaridad hacia los pobres. No se apretó para expresar que «lo que ha imperado es el lucro, la especulación, al codicia, la avaricia, la arrogancia y la falta de sensibilidad ante los problemas de los demás»…Una vez más,    Fernández salió en defensa de Haití y criticó que solo se asignaran 10 millones de dólares para  sus problemas más urgentes. Con  dramatismo,  recordó cómo las multitudes airadas que pedían que comer estremecieron las calles haitianas…

El presidente Fernández  propuso la creación de un Fondo de Solidaridad Global, a través del cual se auxilie a las naciones con mayores dificultades internas por la crisis del petróleo y de los alimentos. Agradeció a Ban Ki-Moon, secretario de la ONU y presente en la reunión, por sus expresiones de que nuestro país podía convertirse, a corto o mediano plazo, en el «granero del Caribe», pero dijo que los recursos financieros contemplados por los organismos internacionales son insuficientes…

Es muy claro   que el presidente Fernández tenía que pensar en su país mientras leía en el podium romano y en la forma que tendrá que enfrentar los principales problemas que aquejarán a su gobierno. Aun cuando favorece que tierras cañeras sean dedicadas a la producción de etanol, el presidente tiene que estar consciente de que su régimen tendrá que volcar recursos hacia el campo para producir alimentos, eliminando   cuantos gastos superfluos e innecesarios figuren en su administración y no está de más preguntarse si los dominicanos están dispuestos a volver al campo o serán haitianos los constructores del «granero» de Ban ki-Moon.

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