Coctelera

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Que Dios le de un buen día, mi querido Magino. A usted y a los suyos. Cómase una telera, que a lo mejor en el 2008 o 2009 se monta usted en el “tren de la Navidad”. Ya lo construyen por más partes que el carajo……

Magino, la Cámara de Diputados ya aprobó la vaina esa que llaman “reforma fiscal”. Modificó el proyecto para “no lastimar” a los pobres. Como si los pobres de este país aguantaran más “lastimaduras”. Los diputados hicieron de la suyas. Quitaron. Pusieron. Pusieron y quitaron. Grupos empresariales, de los grandes, ayudaron. Otras protestaron pero en el fondo están más contentos que Guillermo Alvarez Guedes cuando cree que a Fidel Castro le quedan días en el poder. Lo mismito que cree desde 1959….. El gobierno reacciona airado. No acepta la modificaciones introducidas por los legisladores. Faltan cuartos presupuestados. Y muchos. Los gobiernistas responden que enviarán al Congreso un proyecto de presupuesto y ley de gastos públicos en el cual figurará el 1.5 por ciento a manera de recargo cambiario. El impuesto más productivo y más cómodo de cobrar por el oficialismo. Por el de antes. Y por el de ahora. Si eso pasa, más berrinches. Si el proyecto que presente Leonel Fernández no es aprobado por la Cámara Legislativa, ni modo, a aplicar el vigente en el 2005, que contiene el famoso y desacreditado 1.5 por ciento de recargo cambiario. Leonel lo dijo hace varias semanas: si los legisladores perredeístas “destrozan” el proyecto de “reforma fiscal”, él observará la ley….. El cuadro, Maginito querido, no pinta nada bueno. No lo pintaba nunca. Se habló de una reforma que era “un parcho”. Se subestimó la capacidad de “negociación” de grupos empresariales que jamás dejaron de estar en contacto con legisladores de la oposición, aunque presentes siempre estaban en el “diálogo” que tenía el sello de Agripino, sello éste que aquí se considera de tanta valía como el de la Valcambi al oro que refinaba procedente de Rusia, de Africa del Sur y, a manera de chivito harto de jobo, del doré de la Rosario Dominicana….. Se habló de un consenso que nunca se logró. Se dividieron los grupos empresariales, que siempre hablaron para su banda y el gobierno comiendo bolitas de las cuadradas, pues no quería tocar intereses, como si los intereses no lo tocaran a él hasta la tambora….. El Tratado de Libe Comercio (TLC) firmado con Centroamérica y los Estados Unidos dizque se ve amenazado. Ese TLC fue suscrito por el perredeísmo de Hipólito Mejía. Pero eso no importa ni un chinchín, a la hora de joder la pista. Se tiene entendido, Maginito, que el país no podrá incorporarse a ese TLC el día de Año Nuevo, como se esperaba, pues “aún falta mucho por hacer”. Entonces, viejo pensionado, si eso es así, si no habrá para el país TLC en enero, aunque se pierdan más dólares y empleos que el carajo, ¿por qué la prisa en lograr la reforma fiscal o parcho fiscal que tantos dolores de cabeza han dado?….. ¿No sería mucho mejor, para todos, aunque lo del TLC duela, que se comenzara, con el nacimiento del nuevo año, a la búsqueda de una auténtica reforma fiscal, de una reforma tributaria de grandes ligas como dicen algunos economistas de esos que escriben a páginas enteradas porque ignoran cuánto cuesta una tonelada de papel y jamás se han puesto a pensar en el tiempo que deben invertir los demás en el trabajo? Es posible, Maginito, que en apariencias aquí no exista vocación alguna para una reforma fiscal, pues cada uno tira para su ladito y que se jodan los demás. Pero algo hay que hacer. Este país no puede permanecer aislado. Tiene que ser competitivo, pero esa competencia no puede lograrse, como quieren los más llamados a beneficiarse de ella, con las concesiones de hasta las nalgas por parte de los contribuyentes….. La situación no es tan fácil como parece. Suponemos que los legisladores perredeístas no querrán sacar capital político con eso de que el peledeísmo no pudo comenzar el TLC que ellos firmaron, pues todo el mundo sabe qué ocurre con esa vaina. Pero en política, al parecer, todo se vale, máxime si es en la política dominicana. ¿O no se ha dado cuenta usted que Hipólito, de un último lugar en la “estima popular”, ha pasado al tercer lugar, detrás de Agripino y de Leonel? Mire, Maginito, la cosa se ha puesto tan dura, y no es puro pesimismo, que cualquiera cree que lo más oportuno es comenzar a trabajar en una reforma que se conozca después de las elecciones del 2006, elecciones de las cuales saldrán los miembros del Congreso Nacional y de los gobiernos municipales. Amén.

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