Coctelera

Coctelera

Es penoso  el espectáculo ofrecido por agentes de la Policía Nacional y médicos “en huelga de hambre” en la segunda planta del edificio de la Secretaría de Salud Pública. Cualquiera diría que las partes en pugna, de una manera estúpida quieren agravar un conflicto. En primer lugar, reitero, los gremialistas médicos han debido hacer su huelga de hambre en su cómodo y espacioso local de esta ciudad. Eso no justifica, sin embargo, la violencia policial ejercida por gente que se supone bien capacitada para actuar en situaciones como la enfrentada…

Flaco servicio  hace al gobierno una foto publicada ayer en la página 12 del Listín Diario, en la cual se muestra al jefe del gremio médico, Waldo Ariel Suero, con los brazos abiertos, huyendo como si se tratara de Asafa Powel o Usain Bolt corriendo los cien metros planos. Waldo Suero no representa peligro alguno para ser esposado en un país donde se le guardan consideraciones especiales a muchísimos delincuentes.

Aunque sé que esta opinión provocará rechazos, la fuerza pública debe entender que se le envía a reprimir miembros de una clase profesional que merece respeto aún cuando se valga de esa condición para irrespetar a la sociedad con peticiones y acciones fuera de lugar. De todos modos, Magino, es tiempo para que las partes en pugna dejen de lado sus posiciones torpes y se dediquen a buscar, con humildad, soluciones prácticas que, a la hora de la verdad, beneficien al pendejo contribuyente al que se le quiebra el espinazo cada vez que el club de huelgas de Waldo se pone en movimiento…

Los queridos  gringuitos van a aprovechar un programa de 700,000 millones de dólares para enfrentar la crisis económica que les afecta. La suma fue aprobada por los senadores y los representantes y firmada por el presidente Bush con una rapidez que recordó a Nolan Ryan. Esta crisis ha provocado fusiones al granel, y el mercado bancario ha quedado con tres grandes:  Citigroup, J. P. Morgan y Bank of America, que operarán con el respaldo oficial. Mire, don Magino, apueste que ahora vienen los agentes del FBI a la carga y más tarde o más temprano, banqueros irán a hacerle compañía a O. J.  Simpson…

Maginito,  este país es la del carajo. Recordaba ayer el caso de un patrono que se fajó a convencer a un buen empleado que no le convenía que le hicieran un aumento de salario que había solicitado. Las explicaciones llegaron a la esposa del empleado, a quien se convenció del “error” de su marido hasta el punto de que llamó bruto a su cara mitad. El patrono invocó asuntos de seguridad social, de altos costos de la vida y de impuestos sobre la renta y lo hizo en una forma tal que el empleado le pidió disculpas y le agradeció su “ayuda”.

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