Coctelera

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”El Estado  es el garante del acceso a la oportunidad de tener educación. Esa responsabilidad la puede ejercer en su función de proveedor directo o regulando al sector privado, pero garantizando el acceso de la población. En ambas funciones el Estado dominicano ha sido deficiente”. Esta es,  la autorizada opinión vertida por el PNUD en su brillante trabajo “Informe sobre el Desarrollo Humano en la República Dominicana 2008”. Es muy oportuno conocer ese juicio ahora, cuando el gobierno y los dueños de colegios privados tienen diferencias públicas por los cobros de tarifas de estos últimos…

El estudio  del PNUD destaca que en Santo Domingo hay más colegios privados que escuelas públicas y reconoce que la educación privada ha cumplido una función dentro del sistema educativo. Ahora bien,  eso no significa que la educación privada pueda servirse a sus anchas por la indolencia o incapacidad gubernamental. Y resulta increíble que “educadores” justifiquen las alzas  en las tarifas de los colegios privados debido a que el Estado no ofrece educación gratuita y de calidad. Es decir, amigo Magino, boludos de colegios privados admiten que suben sus tarifas no porque se eleven sus gastos sino por las precariedades que sufre el Estado…

Lo más interesante  de este asunto es que directores o dueños de colegios, aunque aceptan los problemas del Estado, abogan porque las autoridades hagan inversiones y ayuden al sector privado. Eso,  cuando el Estado tiene un déficit de 18,000 aulas. Bueno, a lo mejor es que dueños de colegios privados aspiran recibir subsidios de esos que el Estado regala con tanta facilidad. No creo, como algunos legisladores, que congelar por tres años la tarifa de los colegios sea lo más oportuno, como tampoco lo sería hacer lo mismo con los cobros por la energía eléctrica. No es justo, sin embargo, permitir que los colegios privados revienten las costillas a los padres o tutores de los alumnos, subiendo la tarifa cada año. Justo y lógico sería,  que autoridades y dueños de colegios, trabajen en forma desapasionada, analicen los costos de los centros educativos y fijen tarifas anuales, de común acuerdo, que permita a los colegios laborar sin sufrir pérdida y obtener en cambio una rentabilidad satisfactoria, después de cubrir los impuestos de ley, incluyendo el ITBIS, pues impartir docencia pagada es prestar un servicio…

Y no olvidemos,  caro Magino, que entre los dueños y/o directores de colegios, hay sus trogloditas, como aquel que pidió a un padre que sacara a su hijo de un colegio y lo mandara a otro para resolver su problema económico. Como usted verá, caro Magino, el “educador” que así reacciona tiene tremenda vocación para la enseñanza y eso es algo que debemos aprovechar para bien de nuestra juventud.

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