COCTELERA

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¿Qué le parece a usted,  mi querido Magino, el asunto ese de aumentar el 15 por ciento a los sueldos de los empleados públicos a contar de enero venidero? Lo veo bien, máxime cuando se dice que el aumento será consignado en el proyecto de presupuesto y ley de gastos públicos para el 2008.

Por otra parte, la Cámara de Diputados aprobó, en primera lectura, un gran proyecto sometido por el diputado Luis González Sánchez. Ese proyecto establece la entrega, en julio de cada año, de lo que se denomina «sueldo 14» y que beneficia a los funcionarios y empleados públicos así como también de las empresas centralizadas y descentralizadas del Estado y a los pensionados y jubilados. Este proyecto fija una escala, dado que el «sueldo 14» se entregará dependiendo de los salarios. Eso sí, el proyecto indica que nananina de impuesto sobre la renta. Mire, Maginito querido, el proyecto especifica que el dinero del «sueldo 14» se destinaría a la compra de útiles escolares y por eso se entregaría en julio. No creo que sea necesario recordar los brincos que tienen que dar, cada año, los padres o tutores de los niños en edad escolar, a la hora de adquirir los útiles que cada vez están más caros. Me atrevo a apostar peso a cabo de túbano que entre las entidades que apoyarán tanto el aumento de sueldos como el del «sueldo 14» se encuentran aquellas que se oponen a que el Estado adquiera el control total de la Refinería Dominicana de Petróleo y entienden que la Refidomsa debe ser manejada por el sector privado. Por eso confiamos en el respaldo al «sueldo 14» y el aumento de salario de los empleados públicos. El dinero de ese «sueldo 14» y del aumento a los servidores públicos es dinero que se gasta en cosuanitas que vende el sector privado… La doctora  Aura Celeste Fernández, miembro de la Junta Central Electoral (JCE), consideró que ese organismo debió «ordenar» la suspensión de la inauguración de las obras del Estado tres meses antes de la celebración de las elecciones. La doctora Fernández entiende que así se garantizaría la igualdad de los candidatos. Esa concepción de la doctora Fernández ha sido expuesta con muy buenas intenciones, pero me luce que nadie puede pedir al gobierno que paralice la inauguración de sus obras, por el hecho de que el jefe del Estado sea candidato a la reelección. Eso sí, mi querido Magino, es innegable que un presidente-candidato lleva la ventaja a sus opositores y por eso creo una ley podría establecer la prohibición señalada por la doctora Fernández. Los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano (PRSC) conocen muy bien las ventajas que ofrece ser presidente-candidato. Por otra parte, mi querido Magino, no veo la necesidad de que el presidente de la República tenga que asistir a la inauguración de muchísimas obras. Se comprende que un mandatario inaugure una obra de gran importancia, digamos una represa, una carretera o un hospital, pero la mayoría de las construcciones podrían entregarse por los secretarios de Estado. Hay también un componente económico en los viajes presidenciales. La movilización de contingentes de seguridad, la construcción de una tarima y el consumo de combustibles, para señalar unas cosuanitas, ¿cuánto cuesta al contribuyente? Estoy seguro que los gastos por todos los viajes presidenciales para inaugurar obras modestas, alcanzarían, digamos, para la construcción de un par de escuelas. Se me olvidó decirle que esos gastos aumentan mucho más, por la movilización de muchos funcionarios en vehículos del Estado, funcionarios que desean que el capitán los vea, pero que son muy tímidos para rascarse el bolsillo…?  Y qué vainita  es esa de que la Secretaría de Educación importó 850,000 cuadernos escolares desde la India, nación que está al doblar de la esquina. Maginito esto sí que no lo entiendo, pues los fabricantes locales tienen años abasteciendo el consumo de cuadernos escolares. Debo decirle, también, que esos fabricantes criollitos pagan impuestos. Un decreto, viejo verde, establece la obligatoriedad del Estado a comprar a los fabricantes locales. ¡Cuántas cosas se ven por aquí! ¡Y las que faltan!

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