Coctelera

Coctelera

Hoy sí estoy contento de verdad, mi querido Magino, pues la vida me ha demostrado que 60 años no es nada para fastidio del maestro Gardel. Corría el año 1945, ¿o los que corríamos éramos nosotros, muchachos muy traviesos para la época? en el Ensanche Lugo, contiguo a Gazcue y a Ciudad Nueva, adolescentes inquietos se dedicaban a distintas actividades. En ese año de 1945, en el templete del entonces parque infantil Ramfis se jugaron tres categorías en un torneo de ajedrez producto del esfuerzo de un hombre que jamás ha sido reconocido: El profesor Antonio Fernández…  En la categoría D el triunfo correspondió a quien sería después, con el paso de los años, un maestro: Vicente Rafael Camejo. En la categoría C el triunfador fue Rafael Molina Morillo y en la categoría B el galardón se lo llevó el fenecido Miguel Ángel Logroño, con el Coctelero llegando a la segunda posición. Molina Morillo, muchacho inquieto, no hizo carrera en el ajedrez, pero desde muy temprana edad probó que el periodismo iba a ser su futuro. El Coctelero en esos días no pensaba que iba a tener el privilegio de llamar colega a Rafelito en el ejercicio periodístico. No recuerdo bien si el primer esfuerzo de Molina Morillo para editar una revista correspondió a una publicación llamada Época, lo que era una hazaña en este medio tan hostil y difícil. La revista naufragó, pero el sueño de Rafelito se mantuvo latente…   Rafelito laboró en El Caribe primero como subredactor social y al pasar los años, ya recuperada la libertad, el doctor Germán E. Ornes le convirtió en uno de sus principales ejecutivos. No recuerdo cómo surge la revista ¡Ahora!, pero sí sé, en cambio, que esa publicación vino a llenar una necesidad en el medio periodístico dominicano. La revista ¡Ahora! en días muy difíciles para la dominicanidad jamás bajó la guardia y eso provocó que terroristas enquistados en áreas de poder la dinamitaran tratando de callar su voz, pero olvidaron la terquedad que siempre ha dominado a Rafelito, y ¡Ahora! volvió a la palestra pública para denunciar crímenes y arbitrariedades abonando con la sangre del mártir Orlando Martínez su trayectoria de una prensa libre…   Pero Rafelito hizo otro aporte gigantesco al periodismo dominicano: Sus esfuerzos crearon El Nacional, un tabloide que se encargó de decir lo que otros callaban y de pintar al desnudo la bestialidad de un régimen que no conocía fronteras para responder al reto que se le hacía en la guerra sucia. Tuvo el acierto también de entregar la Dirección de ese periódico al doctor Freddy Gatón Arce, un hombre que merece toda clase de homenaje por su valor y por su coraje en los momentos más difíciles. Y Gatón Arce encontró un auxiliar indispensable en Radhamés Gómez Pepín,  a quien no se le apretaba el pecho para jugarse la vida cada tarde y quien hoy es el director de El Nacional…   Los años pasaron, Rafelito vendió Publicaciones ¡Ahora! y se dedicó a los negocios particulares. Pero el virus del periodismo que le corre en la sangre no había muerto. Lo vemos entonces en el Listín Diario, periódico que dirigió hasta el día de su renuncia. Rafelito sigue su carrera periodística y entra a formar parte del Grupo de Comunicación Corripio y cuando ese grupo crea un diario gratuito, El Día, lo pone en las experimentadas manos de Rafelito. Rafelito en varias ocasiones fue presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), cargo que desempeñó con muy marcada competencia. Y ayer el querido y travieso muchachito de 1945, convertido varias veces en abuelo, fue proclamado en México como presidente de la SIP, cargo que el único dominicano que lo había desempeñado fue el doctor Ornes. La elección de Rafael Molina Morilllo a la presidencia de la SIP no sólo lo honra y corona su exitosa carrera sino que honra a la República y muestra cómo el clima de libertades públicas imperante en el país permite una elección de ese tipo. Para Rafelito, mis congratulaciones efusivas y esas congratulaciones las hago extensivas a quien siempre le digo, para satisfacción de su marido, que es una mujer de siempre resplandeciente belleza, la querida Francia. Abrazos para ellos y los cariños del Coctelero y de Matilde.

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