Coctelera

Coctelera

Por los cuartos,  mi querido Magino, baila el mono. Y por los cuartos, viejo usurero, también se inflan las bolsas. ¿Qué no? Nada más hizo el gobierno de los Estados Unidos anunciar que invertiría 250,000 millones de dólares en la compra de acciones bancarias para que se inflaran las bolsas alrededor del mundo. Y si usted quiere usar un complemento, tome los dos billones de euros que aportarán bancos europeos para tratar de mejorar la situación económica de los grandotes…

Magino querido,  gran júbilo debe causar en el país el anuncio de que van a ser regularizadas 6,200 bancas que operan, ilegalmente, en el territorio nacional. Mire, viejo sinvergüenza ¿por qué no operarían 6,200 nuevas escuelas en todo el territorio nacional? La legalización de las bancas fue anunciada por José Francisco Peña Guaba, administrador de la Lotería Nacional, y Rafael P. Rodríguez, presidente de la Federación Nacional de Bancas de Lotería. Se habla de que el costo de esas operaciones será de 116,250,000 de pesos de los hediondos. ¡Qué lástima que esa sumita no se invierta en pizarrones y barras de tizas en los planteles escolares de toda la nación!…

Pero no,  querido Magino, no engañemos a la ciudadanía. Este país necesita bancas, muchas bancas. En esas bancas está el futuro del país. Imagínese usted que dispongamos de 25,000 bancas legalizadas y unas 5,000 ilegalizadas ¡Cuántas fuentes de trabajo para dominicanos ávidos de traspasar sus conocimientos a sus compatriotas! En el azar está nuestro futuro. Fuera de esas actividades patrocinadas por la Lotería del Estado que hay que dar respaldo a la extraoficial. Por ese lado hay bancas, muchas bancas, conducidas por hombres y mujeres que se sacrifican por enseñar al bien a sus compatriotas.

Fuera de esas bancas, tienen los dominicanos a su alcance otras entretenciones como son la lotería de salón y el bingo, dos pasatiempos que preparan en matemáticas miles de profesores al año; le regalamos varias sesiones en el hipódromo, ahí está el juego de las placas de los carros, muy beneficiosa para fortalecer la misión y ahí están, también, la bolita, el palé y otras sanas entretenciones que enriquecen a unos cuantos salteadores y empobrecen a quienes no se hartan de pagar impuestos a la esperanza. ¿Y los niños? Vamos a descuidar ese futuro? ¡Jamás, mi querido Magino! Podemos hacer dos programas infantiles a la semana. Se harían dos programas de carreras de caballos cada uno de cinco carreras. Y para que los niños disfruten más las carreras serían con los caballitos ye-yé. Verá usted, don Magino, cómo se progresa en el juego, mientras unos cuantos pendejos hablan de trabajo.

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