Coctelera

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Hoy, mi querido Magino,  los ojos de millones y millones de seres humanos enfilan hacia Venezuela. Allí, en la Patria del Libertador, el presidente Hugo Chávez se somete a una nueva prueba electoral con un referendo para modificar la Constitución y, entre otras cosas, autorizar la reelección indefinida del jefe del Estado.

Chávez está seguro de su victoria y lo mismo piensa, de su fuerza la oposición política al controversial mandatario venezolano…. Mire, querido  viejo, quienes creen que Chávez es un maní, están muy equivocados.

No se necesita estar de acuerdo con sus juicios, para darse cuenta de que ese hombre sabe lo que quiere y camina hacia la realización de sus concepciones. Chávez podría ser todo, menos un «loco», como le llaman enemigos y adversarios. No se olvide, Magino, de que el dictador Rafael L. Trujillo llamó «loquito» a Fidel Castro en 1959…. Cuando Chávez  coge un tema, es difícil que lo suelte sin exprimirlo. Pero así, con un lenguaje muy poco diplomático, logra desviar la atención de mucha gente. Eso no significa, sin embargo, que hable solo por hablar.

Por el contrario, el controversial gobernante ofrece pruebas de lo mucho que ha aprendido desde el poder y aún cuando no se comparta su «vía al socialismo», sería estúpido creer que el antiguo coronel no disfruta del respaldo popular…. Chávez  da la impresión de que no rehuye combates.

Es más, exagera en ocasiones, pero aún así, en sus exageraciones dice hacia donde va. Por ejemplo, en sus permanentes ataques al Rey Juan Carlos. Ayer Chávez dijo a la prensa internacional que si Juan Carlos no se excusa por haberlo mandado a callar en Chile, la situación de alejamiento con España se agravaría. Pero ahí mismo colocó su peñón: ponerle los ojos encima a las empresas españolas que funcionan en Venezuela. Dijo que si los dueños de esas empresas se quieren marchar, pues que se marchen, y ahí significó «no las necesitamos». Sin necesidad alguna, Chávez dijo a los periodistas que él y Daniel Ortega fueron electos por sus pueblos, mientras que a Juan Carlos lo puso ahí el dedo del caudillo Francisco Franco… Pero la obsesión  del mandatario venezolano es el presidente norteamericano George Bush. Y estoy seguro que Chávez es una fijación del cada vez menos popular Bush. Ayer, en la conferencia de prensa, Chávez advirtió que si Estados Unidos trata de intervenir en el referendo de hoy, no enviará a la gran potencia «ni una gota» de petróleo. Llegó más lejos cuando expresó que podría cerrar todas las exportaciones de petróleo, lo que llevaría el precio a más de doscientos dólares el barril. Y muy sonreído manifestó que el petróleo no se pudre…. Chávez explicó  que Estados Unidos tiene reservas petroleras, en su territorio, solo para diez años. Manifestó que en un futuro no lejano, quedaría como productores del oro negro Venezuela, Arabia Saudita, Irán y Rusia. Venezuela exporta 3.2 millones de barriles cada veinticuatro horas y es un gran suministrador de crudo a Norteamérica, independientemente de las refinerías y estaciones que tiene instaladas allí. ¿Se atrevería Chávez a cortar el suministro a los Estados Unidos?

El mandatario venezolano sabe, de sobra, que una medida de esa naturaleza afectaría no solo la economía norteamericana sino la economía mundial. Y una crisis de esa naturaleza podría crear un caos en muchas naciones, incluyendo la propia Venezuela…. Mire, Magino,  creo que Chávez ganará hoy el referendo, aunque no con tanta facilidad como en anteriores ocasiones. Y esa debería ser una clara advertencia de que el equilibrio de fuerzas debe mantenerse en la rica y querida nación sudamericana.

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