Coctelera

Coctelera

Maginito,  buen día para usted y los suyos. ¿Se fijó usted en una reacción del ingeniero Eduardo Estrella, el candidato presidencial de la coalición «La Cuarta Vía», que nada tiene que ver con la Vía Láctea? Estrella está de acuerdo con la propuesta formulada por Diario Libre: que la mitad de los 1,100 millones que la Junta Central Electoral (JCE) entregará a los partidos políticos para la campaña comicial que culminará el 16 de mayo del año próximo, sean destinados a las víctimas de la tormenta Noel, que tantos estragos causó a nuestro país.

¿Usted cree, viejo verde, que los legisladores estarían dispuestos a modificar la ley, y reducir en 550 milloncitos de los hediondos el dinero a repartir?… Magino,  no sé por cuáles motivos recuerdo hoy un pasaje de nuestra historia relacionada con el transporte público. Santo Domingo y gran parte del país, se encontraban virtualmente paralizados por una huelga de choferes, que era respaldada por grupos opositores al gobierno presidido por el doctor Joaquín Balaguer. La paralización del transporte entraba en su tercer día – la violencia no faltaba- cuando recibí una llamada telefónica del secretario Polibio Díaz, invitándome a que asistiera, en  horas de la noche, a una reunión que sostendría el presidente Balaguer con los directores de la huelga. Díaz, un político extremadamente hábil, garantizaba que de esa reunión saldría la fórmula para terminar con la huelga. Alrededor de las 8:30 de la noche, se inició la reunión entre Balaguer y los huelguistas. El jefe del Estado, con voz pausada, dio la bienvenida a los sindicalistas y les pidió que le hicieran conocer sus demandas, aún cuando éstas habían sido publicadas cuchumil veces. A medida que citaban los reclamos, Balaguer aceptaba los mismos. Cuando concluyó la lectura de las peticiones, el presidente Balaguer dijo que no se explicaba las razones de la huelga, si él, el presidente, había aprobado las llamadas «reivindicaciones». Hubo risas y el anuncio de que ahí mismo concluía la huelga. Fue en ese momento cuando Polibio Díaz se acercó a Balaguer y le habló al oído. Qué le dijo el hábil ministro a su no menos marrullero jefe, es algo que jamás se conocerá. Pero después del secreteo, Balaguer dijo a los ya ex-huelguistas, que le había extrañado que entre las demandas formuladas al gobierno no se encontrara una relacionada con la vivienda. Y rubricó esa sorpresiva declaración preguntando a los sindicalistas si todos disponían de un techo propio. El ¡no! fue un grito unánime. Entonces Balaguer anunció que ponía a disposición de quienes le habían paralizado el país un total de 50 viviendas de los programas oficiales en desarrollo y que se mantuvieran en contacto con el secretario Díaz. Hubo más sonrisas, abrazos y cordialidad en grado extremo. Ignoro si las viviendas fueron otorgadas. Lo que sí ocurrió fue que a contar de esa reunión, se inició una lucha sórdida entre sindicalistas y el movimiento «choferil» comenzó a desintegrarse… La Sala Capitular  del Ayuntamiento del Distrito Nacional, autorizó al síndico Roberto Salcedo a que gestionara un préstamo por ochenta millones de pesos, en el Banco de Reservas. El dinero se destinaría al pago del sueldo trece de los empleados y el resto iría a cubrir programas sociales. Los regidores de la oposición votaron en contra del préstamo y alegan que el sueldo trece conllevaría una inversión de 58 millones. Si eso es así, ni modo, el Banco de Reservas tiene la palabra.

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