Coctelera

Coctelera

La carta que el secretario de las Fuerzas Armadas, teniente general José Miguel Soto Jiménez, dirigió al expresidente Leonel Fernández, candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), es una carta que entiendo que fue muy bien pensada. La existencia de esa misiva, fechada en abril veinte, próximo pasado, fue dada a conocer por el propio Fernández durante su comparecencia ante el Grupo Corripio de Comunicación Social, el pasado día 29. Conociendo el régimen disciplinario en que se ha formado el general Soto Jiménez, estoy completamente seguro que su comandante en jefe, el Presidente Hipólito Mejía, conocía el texto que le sería enviado al expresidente Fernández….

El texto de esa carta, publicado íntegro por HOY en su edición de ayer lunes, puede ser motivo de discusiones por largo tiempo. El Coctelero cree, sin embargo, que es una prueba inequívoca de la coherencia del pensamiento del militar, esencialmente expuesto en su obra «Defensa, Seguridad y Democracia», un estudio comparado y apuntes profesionales para la modernización y la reconversión militar en la República Dominicana. Sé que esa obra no le granjeó simpatías entre muchos oficiales al entonces coronel Soto Jiménez, pese a que fue ascendido a general de brigada y designado subjefe del Ejército al iniciarse el mandato de Fernández en 1996….

Soto Jiménez mantuvo su forma de pensar, forma crítica todo el tiempo, y él mismo recuerda en su carta al expresidente Fernández que juicios emitidos en torno al número de generales le trajo serios conflictos a lo interno de las Fuerzas Armadas. Soto Jiménez, en esa época, fue enviado a un dorado exilio en Washington, creo que como representante del país ante la Junta Interamericana de Defensa. A propósito de ese recordatorio que hace Soto Jiménez a Fernández, a continuación expresa que a él –Soto Jiménez– jamás se le ocurriría culpar a los mandatarios de las distorsiones existentes en los cuerpos armados. En ese momento, el alto oficial suelta un misil: nunca se le ocurrió antes ni se le ocurre ahora, responsabilizar al presidente Fernández por el «lamentable estado en que se encontraban las instalaciones de todo el establecimiento militar tras más de cuarenta años de uso intensivo»….

El general Soto Jiménez señala que al iniciarse el actual mandato constitucional, el presidente Mejía se mostraba «alarmado» por el estado imperante en los cuarteles, pero que él –Soto Jiménez– se encargó de explicarle que las Fuerzas Armadas «habían vivido varias décadas del gigantismo militar de Trujillo». También explicó que el desabastecimiento «alarmante» que se observaba era producto de un gasto militar desorganizado y de las manifestaciones de que todo estaba bien que formulaban jefes para ganarse la adhesión presidencial. Sin duda alguna, mi querido Magino, que esas manifestaciones del general Soto Jiménez contradicen los pronunciamientos hechos por jefes de Estado Mayor, actuales, que han querido responsabilizar al expresidente Fernández por el supuesto desastre cuartelario que imperaba al concluir su mandato….

El general Soto Jiménez hace una ardorosa defensa de las Fuerzas Armadas de hoy. Y destaca la forma efectiva en que el presidente Mejía ha actuado frente a los cuarteles, independientemente de las manifestaciones que le ha hecho para que la política partidarista no se convierta otra vez en pan del día entre los militares. Defiende la preparación de la mayoría de los generales existentes en los cuerpos armados y tilda de «cantera de talentos» la organización castrense. Es mucho cuanto se puede analizar en relación al texto de la carta suscrita por el general Soto Jiménez. Por encima de todas las cosas se observa que se trata de un documento fundamentalmente institucionalista y que quiere poner muchas cosas en claro….

En cuanto a que las Fuerzas Armadas respetarán la voluntad popular expresada en las urnas el próximo 16 de mayo, ni modo, esa es la obligación de los militares y es muy claro, clarito, que la actual coyuntura que vive el continente no permite aventuras, asonadas, como solía ocurrir hasta hace unos cuantos años, cuando el llamado «poder militar» se colocaba por encima de los dictados de una nación. Hoy Maginito, solo a locos se les ocurriría querer desconocer el deseo manifiesto de una población, deseo expresado en elecciones libres. Eso ya ni siquiera lo apoya el imperio que siempre está al acecho.

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