Coctelera

Coctelera

Saludos, don Magino. Buen domingo para usted y los suyos. Hace un par de semanas dije a la productora de televisión Mirna Pichardo, que no recordaba, con lujo de detalles, un caso similar al de Joseph Rosario, quien alega ser holandés pero Holanda lo deporta y afirma que el misterioso hombre no es nativo de los Países Bajos.

Rosario deambula desde hace dieciocho años por calles de esta ciudad, tras ser víctima de una vagabundería policial y puede vérsele a cualquier hora de la mañana o de la tarde, a las puertas de HOY.

Dije a Mirna, eso sí, que recordaba que en una ocasión llegó al país un señor a quien identificaban como «el hombre sin patria», quien se estableció aquí con permiso de las autoridades en los días en que gobernaba Rafael L. Trujillo. No recordaba ningún otro detalle…

Pues bien, Maginito, hace unos días el querido amigo y prestigioso cardiólogo Héctor E. Mateo Martínez me dijo que sí, que era cierto que «el hombre sin patria» había vivido en el país en el decenio del 40 del pasado siglo. El cree que entre los años 44 y 45 pues era estudiante para esa fecha. El doctor Mateo me explicó que el nombre del misterioso viajero era Patrick O’Brien -así se identificaba- pero que no decía dónde había nacido ni ofrecía detalles de su vida.

El hombre, poco después de establecerse en la capital dominicana, consiguió un trabajo como mesero en el restaurante Hollywood, ubicado en El Conde esquina Hostos, donde hoy se levanta el edificio que aloja el hotel Comercial. El restaurante era propiedad de una persona muy conocida y estimada en el Santo Domingo romántico, entonces Ciudad Trujillo: Quico Pou, especialista en la preparación de banquetes y quien también creo que llegó a operar El Ariete, en El Conde esquina 19 de Marzo. Quico Pou fue, asimismo, quien estableció una `cantina` en el parque infantil Ramfis, que tenía un local especialmente construido por esos fines, en el templete, al lado de la biblioteca infantil que funcionó allí, cuando ese parque era el mejor de las Antillas Mayores. Sobre O’Brien, el doctor Mateo no recuerda nada más. Y el Coctelero, menos…

¡Lo qué es la jodida política! Fello Suberví, según dice El Nacional, «dijo que Mejía (Hipólito) ha sido el candidato con el mayor número de realizaciones en favor de los pobres». Y aun así, don Felluano estuvo hasta el otro día discutiéndole a Mejía su derecho a repostularse. ¡Aleluya!…

El día del Trabajo, por aquí, pasó sin pena y sin gloria. Parte de la historia forman aquellas manifestaciones en que se daba suela a todo el mundo, especialmente «al imperialismo». Hoy las cosas han cambiado radicalmente. Imagínese usted, Maginito, que ya en Moscú no se presentan aquellos desfiles en los cuales se mostraban las armas más sofisticadas. Solo en La Habana, don Fidel reúne a centenares de miles de trabajadores para cantar las excelencias de su régimen y maldecir a los imperialistas. Apunten dos…

La mayoría de los ciudadanos se opone al uso del rockash en el país. ¿Anjá? Pues que se quede el rockash. Hay que ayudar a la minoría que lo trajo, pues el Sol sale para todos aunque solo queme a unos cuantos…

¿Que un grupo de diputados se propone preparar un proyecto de ley -suponemos que convocando a una Constituyente- dirigido a lograr que las elecciones presidenciales y congresionales y municipales se efectúen el mismo año? Ojo al Cristo con ese proyecto, no vaya a ser que avivatos pretendan añadir dos añitos a su mandato con la vainita esa de la unificación, ya que el período presidencial vence en el 2008. Sería mejor que todo se unificara, siempre y cuando hubiera sacrificios y los electos en el 2006 solo sean por dos añitos. Y con una sola exoneración de autos. Por si acaso…

«El vandalismo no se combate con vaselina. Quien piense que los cariñitos nos salvarán de la violencia mejor recoge los bates y se va». Farmacia Mella….

¿Se habrá dado cuenta la Superintendencia de Energía, que al publicar mensualmente su tarifa, lo hace con una reproducción en la cual los numeritos solo los puede leer la mamá de los tomates? No sea nadie pendejo, si se ampliaran un tantito más, estamos seguros que el país lo agradecería, aun cuando lo que más agradecería es que no le revienten las costilitas a los usuarios…

¿Qué mejorarán la administración de las cárceles? ¡Qué bueno! ¿Y la comida? No, por nada.

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