Coctelera

Coctelera

Buen día, caro viejo sinvergüenza. Que todo salga bien en este domingo de vara y pendón. Que el Señor nos tome confesados a todos. Y pidiendo perdón cuando llegue la Semana Mayor. Mire, don Magino, no sé ya qué pensar. La tremenda periodista que es Angela Peña recoge, en un reportaje sobre la vaina esa del «Barón de La Atalaya», una muy breve declaración del historiador Carlos Dobal, quien afirma que «hace tiempo», se trató de exhumar los restos del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, para someterlo a pruebas de ADN y determinar si murió de tuberculosis. Dijo que el Instituto Duartiano se opuso al asunto y todo quedó ahí. ¡Madre mía! ¿Y en qué iba a cambiar la historia, en caso de que el ilustre patricio muriera de tuberculosis? Como la historia cambiaría es si todos los dominicanos conociéramos mejor a Duarte, si continuáramos sus enseñanzas, si pensáramos, como él, primero en el país, que en nuestros intereses particulares…

Maginito, dice el flamante director de Aduanas que los contrabandistas de mercancías se valen de muchas modalidades para tratar de evadir al fisco, pero que las autoridades aduanales están atentas para contrarrestar las irregularidades. Al menos, así lo dice una historia de ayer en El Nacional. ¡Eureka! ¡La pólvora ha sido descubierta! De todos modos, insistimos en nuestra vieja idea, que se consagre el Día del Contrabandista, para honrar a ese servidor de la sociedad, digno de condecoraciones y honores, pues su sola preocupación la constituye el consumidor, y por el contrabando baja los precios, aunque hunda a los demás. ¡Que se honre a los contrabandistas!… Me dijeron hace unos días, caro Magino, que el gobierno autorizará la erogación de 76.5 millones de los podridos para las reparaciones de la autopista Duarte. Eso está muy bien, pero muy bien. Por cierto, Maginito, ¿qué cantidad de dinero figura en el presupuesto de la nación para el mantenimiento de las obras propiedad del Estado? No, por nada. ¿Y sabrá Bienes Nacionales a cuánto montan esas propiedades, sin excepción?…

Llegó la sexta posposición para el inicio del seguro familiar. Y vendrán más. Al menos, eso creen algunos que conocen el slump de fondos del Estado para cubrir ese seguro a centenares miles de dominicanos que no trabajan o no pueden cotizar, independientemente de los demás problemas que confronta el seguro social, incluyendo el serruche de palo de quienes no pueden ver esa pendejada…

La verdad de la verdad, querido Maginito, es que la rejode eso de que un gobierno quebrado, económicamente, tenga que aflojar 412 millones de pesos para la campaña electoral de los reconocidos por la JCE. Hay quienes afirman que ese es el pago por la existencia de la «democracia». ¡Frijoles! El dinero que tienen que pagar los contribuyentes a políticos que, en su mayoría, viven insultándose entre sí y hablando más pendejadas que el carajo, se presume que es para costear las campañas de los partidos. Pero lo que se entrega, al parecer, es un «chilata», si es por los sablazos que dan las agrupaciones políticas en el sector privado y a las `contribuciones` que consiguen los aspirantes con cenas, reuniones amistosas y otras fuentes de revienta costillas. Se sabe de cenas que van desde el medio millón de pesos hasta los 10,000 hedionditos. ¡Qué tremendo negociazo, sin pagar impuestos de clase alguna!…

Pata para El Caribe: observó muy bien la diferencia que hay entre las cifras relacionadas con la inversión extranjera en el 2003, entre el Banco Central y el Centro de Exportación e Inversión (CEI-RD). Mientras el primero coloca la inversión real en 309.9 millones de dólares, el segundo la pone en 1,005.3 millones. El lunes, la sección económica de este diario, en informaciones separadas, publicó las cifras, pero sin observar la diferencia entre una y otra…

En Milán sí que no juegan. Ya tiene casi listo el expediente del fraude de Parmalat y dentro de muy poco tiempo los responsables estarán delante del juez, pues por Italia los fiscales no duermen y los magistrados menos…

¿Que se separaron Tom Cruise y Penélope Cruz? Nos fuñimos. Nos subirán otra vez el precio del arroz por ese hecho. Mientras tanto, por aquí aparecen DVD falsificados de «La Pasión de Cristo», la de Mel Gibson, de manufactura norteamericana, a cien cocos la unidad. Suponemos que las autoridades norteamericanas estarán desplegando, a lo interno de su nación, una gigantesca campaña para proteger la propiedad intelectual, y no seguirán amenazando países chiquititos cuando reciben unos disquitos viejos y piratean alguna peliculita. Eso de aquí está malito, pero por allá, en la tierra de los blancos de verdad, la cosa está mucho peor. ¿O no?

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