Coctelera

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Muy buenas, mi querido Maginito. Le escribo un poquito antes de las seis de la tarde del domingo. Por tanto, no tengo a manos cifras del resultado de la convención del PRD, pero presumo que Hipólito debe haberle ganado a Frank Joseph. No, por nada…..Mire, viejito charlatán nos sentimos muy contentitos, aunque con efecto retroactivo, después de conocer cifritas divulgadas por El Nacional, al referirse a un informe económico preparado por Julio Cross Frías, hoy superintendente de Bancos, informe que llega hasta el 2001. Julio se refiere, con gran propiedad, a la cosuanita esa de la deuda externa del sector privado y explica, sin muchos rodeos, como dicha deuda jodió la bicicleta. Magino, ¿se olvida usted, acaso, de nuestros editoriales y comentarios de advertencia, cuando le decíamos a las autoridades de la Junta Monetaria, del Banco Central, del mismísimo gobierno central, que dejaran de estar pendejeando mientras el sector privado tomaba préstamos en dólares por todos lados? ¿Ya se le olvidó que siempre dijimos que se debían autorizar esos préstamos solo a favor de aquellas empresas que generaran dólares?…..Siempre expresamos que esas deudas en dólares tendrían que ser pagadas en dólares, por más períodos de gracia que se otorgaran al conceder los créditos. Hoy se enfrenta la dura realidad y la pobre y vagabundaza de la prima paga las consecuencias. Ya anda por el 50 por uno y parece que falta mucho por hacer. Lo lindo del caso, querido Magino, es que malas lenguas me han dicho que muchos de esos préstamos no eran tales préstamos, sino maniobras realizadas por júreles para sacar dólares por un lado y garantizar pago en esa moneda de dineritos que, en la práctica, llegaron aquí constituyendo créditos a favor de los propios dueños de esos recursos y de los supuestos préstamos de marras. Mientras tanto, a fuñirse toca a los que siempre se fuñen, a los pobres, a los pagananis de todas las vagabunderías que se hacen en este bello país donde la cigüita palmera es el ave nacional y es tan comparona que a veces quiere fajarse con el águila imperial a la cual no le tiemblan las garras para romperle el pichirrí a cualquier infeliz, aunque sea iraquí…..Nuestro querido amigo y economista doctor Roberto Saladín Selin, en su columna dominical de HOY recuerda a un personaje muy interesante que laboró en el país como asesor económico del Banco Central y que tengo entendido se marchó en 1962. Se trata del doctor Hans E. Priester, quien fuera uno de los principales ayudantes del genio Hjalmar Schacht, el auténtico reconstructor de la economía de Alemania al inicio de la gestión del füehrer Adolfo Hitler. De Priester se afirmó –Saladín lo recuerda– que salvó la vida a Schacht cuando éste fue procesado en el tribunal de Nuremberg, que procesó a los «criminales» de guerra. Las notas de Priester probaron las profundas diferencias existentes entre Hitler y Schacht y se entendió que esas notas salvaron la vida al mago de la economía…..El doctor Priester fue traído al país por el licenciado Jesús María Troncoso Sánchez, el primer gobernador que tuvo el Banco Central en 1947 y quien siempre fue un hombre de bien, de una capacidad extraordinaria y con una visión de futuro que mandaba madre. Priester dispuso, entre otros, de un despacho en el viejo local que ocupó el Banco Central en la calle Mercedes, la vieja casona que fuera residencia del dictador Ulises Heureaux. Fue Priester quien preparó la delegación dominicana que viajó a Annecy, Francia, al comenzar el decenio del 50, donde se trataron vitales asuntos arancelarios y vinculados al FMI. Recuerdo que su secretario fue otro excelente amigo, Federico Echenique Nanita, convertido luego en experto azucarero. Priester, como prestigiosos economistas dominicanos de la época, estuvo en desacuerdo con las locuras emprendidas por el dictador Rafael L. Trujillo en las postrimerías de su mandato, pero ante el poder omnímodo nada pudo hacer. Creo que Priester, del país pasó a trabajar con el gobierno de Jamaica y luego se fue a México. En Jamaica, fue el constructor de una pujante industria azucarera. Bien, Maginito, déle mis recuerdos a Polonio, y pórtese bien, que la pelota es dura, la que se juega y la que viene por ahí.

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