Coctelera

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Saludos, querido Magino. Ayer, viejito charlatán, habló un maestro. Eso, sin duda alguna, es Felipe González, el ex presidente del gobierno español. González dictó una tremenda charla en la sala de la Asamblea Nacional, en presencia, entre otros, del presidente Hipólito Mejía y del presidente electo Leonel Fernández. Es claro que el antiguo mandatario ibero ha querido hacer su aporte a la búsqueda de una solución de la crisis económica que estremece al país y ese aporte no solo se debe al manifiesto cariño que profesa a nuestro terruño, sino también a un acogedor escenario para las inversiones del suyo…

El gran líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no se anda por las ramas para enfocar la realidad que vive el mundo de hoy, ni pierde su tiempo única y exclusivamente en los enunciados teóricos. Por algo él mismo se proclama como un hombre pragmático. Lo fue como gobernante y creo que nadie osará discutir el progreso logrado por España bajo sus mandatos. Por eso, González dio a la derecha lo suyo y a la izquierda lo que le corresponde. A la derecha le dijo que busca crear riquezas pero se dilata demasiado en distribuirla, mientras que la izquierda no se preocupa en la creación de esas riquezas sino en su distribución…

Sin duda alguna, caro Magino, que el veterano político ibero no se perdió cuando habló de la necesidad de fomentar la educación y la salud, las dos vías imprescindibles para la consecución del desarrollo de cualquier país. Como tampoco se perdió cuando calificó la inflación como el peor impuesto que paga cualquier nación…

Comparto el juicio de un querido colega en cuanto a que el gran ausente en la charla del expresidente González fue la impunidad. Hubiera sido muy interesante escuchar las concepciones que tiene el ex mandatario en relación a la impunidad que rodea actos deshonestos que se cometen en la administración pública y en la sociedad en general. Sabido es, de sobra, cómo se usa el poder para apañar vagabunderías y cómo se logran componendas dirigidas a proteger a quienes deberían estar primero ante las barras de una corte y luego purgando sus faltas en una cárcel. De todos modos, viejito vagabundón, debemos agradecer al ex presidente González la charla que nos ofreció ayer en esta ciudad y ojalá que muchas de sus expresiones no sean tiradas por los políticos en el saco del olvido…

Maginito, poco o nada nuevo hay que decir alrededor del encuentro entre el presidente Mejía y el presidente electo Fernández. Ese encuentro tiene que estar avalado por el pragmatismo del que habló el ex presidente González: se trata de una junta entre quien asumirá las riendas del poder el 16 de agosto y quien ahora mismo es muy claro que cuenta con fuerza decisiva a nivel congresional, es decir, que aparentemente controla un poder del Estado. No nos pongamos a comer bolitas cuadradas y veamos la realidad tal cual es…

Maginito, dice don Vicente que si el PLD quiere circo, pues circo tendrá. ¡Dios nos libre de esa vaina! Y no olvidemos que en materia de circo el perredeísmo conoce del asunto. ¿O acaso ya usted no recuerda como al iniciarse el gobierno de don Antonio, en 1978, llevaron esposado a un tribunal a un general sin tropas acusado de preparar “un golpe de Estado”?…

Tremendo lío ese del reformismo con la pendejadita de que Quique Antún firmó un pacto de apoyo al peledeísmo el mismito 16 de mayo pasado, el día de las elecciones. Quique afirma que fue un compromiso para impedir una segunda vuelta o para una segunda vuelta o qué sé yo. Lo cierto del caso es que a Quique se le mueve la recta y la suelta a 95 millas por hora. Ahora quieren botarlo del PRSC y hubo quien dijera que a la ida de Quique el mismo 16 se debe la baja votación del reformismo. ¿No se exagera con eso? Y si es así, entonces quienes están demás en el PRSC son quienes solo obtuvieron un ocho por cierto de la votación…

Maginito, consigno mi pena por el fallecimiento de don Chichí Alburquerque Zayas Bazán. Fue un ciudadano ejemplar, un hombre en el más amplio sentido de la palabra, un hombre que jamás temió a la cárcel ni a las persecuciones cuando de defender sus ideas se trataba. Aún cuando le traté poco, siempre sentí por él un gran cariño y un gran respeto, pues fue un gran amigo de mi padre y de mi hermano Jaime, ambos fallecidos. A este país le hacen falta muchos hombres como don Chichí. Quizás, si los tuviera, otro sería muestro destino.

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