Coctelera

Coctelera

Maginito querido, leo que la inefable Organización de los Estados Americanos (OEA) pide que la Policía Nacional inspeccione las cárceles dominicanas, se supone que para comprobar o certificar el estado en que se encuentran. No hay duda alguna de que la OEA o es más pendeja de la cuenta o ha sido víctima de la injusticia de los hombres al no reconocérsele la paternidad del helado en palitos. ¿Qué carajo es lo que va inspeccionar la Policía en los recintos carcelarios? ¿Y quién va a inspeccionar la Policía?…

La Finjus, mi querido viejo, asegura que la gobernabilidad no puede cimentarse en acuerdos de aposentos. Ni de sala ni de comedores, ni de sanitarios, ni de patios, agregamos por aquí. Finjus reclama que los actos de corrupción reciban el castigo que merecen. Sin duda alguna, Maginito, esta gente de Finjus fuñe un rato, ¡pero cuánta razón tienen en su última solicitud!…

Debo consignar, mi querido Magino, una nota que me apena: el fallecimiento del veteranísimo cronista deportivo Ezequiel Casas A., ocurrido hace unos días en su San Pedro de Macorís natal. Casas A. fue un comentarista de la época del béisbol romántico en el decenio del 50 del pasado siglo. Fue anotador de las Estrellas Orientales y de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional, Inc. ¡Paz a los restos del viejo amigo!…

«Al presidente Leonel y al PLD le haremos una oposición con proposición, una oposición que sea útil para la sociedad». Estas son expresiones de un joven –Orlando Jorge Mera– que aspira la secretaría general del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Sin duda alguna que Jorge Mera se destaca en esta selva política no solo por ser un joven capacitado y con deseos de superarse, sino por ser una persona decente a tiempo completo, por jamás usar frases descompuestas y llenas de soberbia.

Y mire usted, Maginito, que ese muchacho se hizo hombre en un ambiente que cualquiera no desea para un hijo: cuando su padre, el expresidente Salvador Jorge Blanco, era víctima de los peores epítetos y de los peores cargos, pues había que destruirlo para que no tratara de volver al poder. El Doctor y su mariachi lo consiguieron…

América Latina invierte nada menos que 900,000 millones de dólares en el pago de armas y soldados según afirma el expresidente de Costa Rica, doctor Oscar Arias, un premio Nobél de la paz. ¿Se compadece ese gasto con la miseria que fustiga este continente de la ex esperanza? Respóndame usted mismo, don Magino, no sea tan pendejo, que si los gringos comen gente también comen sus bolas. ¿Podrá la América morena, algún día, imitar a la diminuta Costa Rica, la patria de Arias, dónde los maestros reemplazaron a los soldados y la educación a la milicia? «Ya veremos lo que hagamos cuando lleguemos», como decía un desaparecido político dominicano. Y ya que hablamos de Arias, caro viejo, congratulaciones a la Fundación Global y Desarrollo que preside el doctor Leonel Fernández, por reunir aquí al circulo de Montevideo. Aún cuando muchos crean que ese círculo es para jugar a «la rueda más hermosa», siempre es interesante escuchar la opinión autorizada de antiguos jefes de Estado y otros lerenes. Por cierto, entre esos lerenes se encuentra don Enrique Iglesias, el presidente del BID, un hombre que no desperdicia ocasión para visitar este país que tanto quiere…

Señores, no sacrifiquen ni guinden a José Tomás Pérez por citarlo fuera de contexto o por que el propio legislador introdujera el delicado piececito. Leonel no disolverá el Congreso ni gobernará por decreto. De eso puede usted estar seguro. Quienes más fustigan ahora a Pérez son quienes hubieran gustado de esa pendejadita. Pero el presidente Fernández está muy consciente de que tiene que gobernar, por más problemas que se le presenten, respetando la separación de poderes que consagra la Constitución. y es preferible, lo creo así, mi docto Magino, gobernar con un Congreso rebelde, con causa o sin ella, infestado por carajetes pero también con muchas gente seria, que disponer de un Poder Ejecutivo que sea el papaúpa de la matita. A joder a otro con dictaduras en esta época de las comunicaciones instantáneas. Pero no veo peligro de eso en lo inmediato. Ahora bien, Maginito, de que en muchos países de América Latina hay un guardia sentado en su casa esperando que lo llamen, ni modo, eso puede ser cierto por lo sinvergüenza que somos.

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